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Claudio Navarro detalló la actividad salinera en La Mata durante el siglo XVII

El investigador de la historia local aclara que queda mucha documentación sobre el tema por explorar, con su conferencia encuadrada en las VI Jornadas (2023) Lagunas de Torrevieja y La Mata: paisaje cultural, historia y patrimonio.

Álbum, pinchando sobre la foto

Las VI Jornadas sobre las Lagunas de Torrevieja y La Mata, organizadas por Ars Creatio, completaron las tres conferencias programadas. En el segundo viernes lluvioso consecutivo, 19 de mayo, a las 20 horas, el investigador torrevejense Claudio Navarro Paredes, graduado en Historia, máster en Arqueología Profesional y Gestión Integral del Patrimonio, desarrolló en el salón principal de la Sociedad Cultural Casino la conferencia «La administración de las salinas de La Mata y el comercio de la sal en el siglo XVII».

VI Jornadas sobre las Lagunas de Torrevieja y La Mata.

Con la vicepresidente de la entidad anfitriona, Asunción Valenzuela, asistieron el concejal de Cultura, José Antonio Quesada, el ingeniero de minas Pedro Gómez y el así mismo historiador local Mariano Galant.
Presentó el acto la directiva de Ars Creatio y coordinadora de estas jornadas, Ana Meléndez, que hizo referencia a la noticia, recientemente difundida por medios nacionales, sobre las aplicaciones anticancerígenas de los pigmentos de las haloarqueas, microorganismos habitantes de nuestras lagunas sobre los que trató la conferencia impartida la semana anterior por Guillermo Martínez, cuyo equipo trabaja en este importante descubrimiento.

La Sal.

Comenzó Claudio Navarro con unos datos sobre la relevancia histórica de la sal, imprescindible en la cocina casera y en las manufacturas, y del progresivo control que sobre su producción, distribución y renta ejercían los monarcas. Concretamente en el Reino de Valencia, las salinas eran propiedad real, con una gestión dependiente de la Bailía General. Constituían excepción las salinas de La Mata (dependiente de la Bailía de Orihuela-Alicante) y las de Orihuela (las actuales de Torrevieja), de uso y consumo para sus vecinos por Privilegio Real, y que fueron incorporadas a la administración de aquéllas en 1679.

Se detuvo a continuación en el papel de las localidades de Guardamar y Alicante. La primera, única población inmediata a las salinas, aportaba un destacado número de vecinos en las labores, y guardia a caballo (fundamental para su protección) desde 1679; la segunda, como centro comercial en desarrollo y sede de numerosos cónsules y mercaderes, abría comunicaciones al interior peninsular y contaba con un puerto exportador y redistribuidor.

Guerras y consecuencias.

En cuanto al contexto internacional, las guerras fueron determinantes para las salinas. En 1621, con el fin de la tregua con Holanda, la Corona tenía como objetivo excluir el tráfico de barcos de este país de las rutas mediterráneas, impidiéndoles así el acceso a la sal de La Mata y de Ibiza. Influyeron también las batallas por la sal del Caribe, con el subsiguiente levantamiento de fortalezas españolas. Entre 1625 y 1630 hubo otra guerra entre Inglaterra y España. Las consecuencias de todos estos conflictos fueron el descenso de exportación de lana en Alicante y sal de La Mata, y la subida del precio de la sal y de los fletes.

Como parte de la amplia documentación hallada, el conferenciante se detuvo en el Llibre de capítols (los recogidos por Luis de Ocaña en 1613) y el Llibre y mà comuna de arrendaments y coses concernents a les Salines de la Mata (un libro de actas de la Junta Patrimonial de Alicante). En ellos se conservan todas las condiciones, con facultades y obligaciones del arrendador, y los ingresos anuales para el Real Patrimonio. Claudio Navarro ha podido documentar administradores y arrendadores entre 1623 y 1696, con determinados aspectos sobre sus respectivas trayectorias; se subraya a Francisco Pascual de Ibarra, asesor de la Bailía General, a quien le fue encargada la administración de los derechos reales de Alicante y de las salinas de La Mata, que desde 1679 (en que fue nombrado por Real Orden de Carlos II) se administran conjuntamente. Entre otras innovaciones, Francisco Pascual de Ibarra dispuso la habilitación de la salina de Orihuela para su explotación. Quedó escrito el «modo y forma de sacar y beneficiar la sal, y costearla hasta ponerla a bordo de las embarcaciones». La sal estaba dividida en nueve calidades distintas, cada una de las cuales con su correspondiente gasto.

Destacó la peculiaridad de que algunos años no se extraía sal, bien porque se perdía la cosecha, bien porque había excedente y no era necesaria más. Hay detalle asimismo de gastos extraordinarios por la formación de tercios y socorro de la Armada (1682-1684) y sobre la fabricación un cañón para la torre nueva de Cap Cerver (1686), con la peripecia que acarreó el traslado de uno desde un navío hundido.

 

 

En la parte final de su conferencia, Claudio Navarro ofreció datos, convertidos en gráficos, sobre las nacionalidades de los barcos que venían a comprar sal, con la preponderancia de determinados países según la coyuntura de la época. A este respecto, es significativa la desaparición de los barcos franceses a causa de la guerra de los nueve años (1688-1697). Del predominio de las embarcaciones holandesas en el comercio de las salinas de La Mata, da muestra una carta náutica elaborada por Ioannes van Keulen en 1685, con reconocibles topónimos de nuestra costa.

Claudio Navarro sugirió la reconstrucción de determinados lugares históricos de nuestro municipio haciendo uso de las técnicas actuales. Josefina Nieto, presidente de Ars Creatio, le entregó el logo salado de la asociación, destacando la labor de los tres investigadores torrevejenses, cuyas conferencias se han complementado por las distintas vertientes abordadas.

Porque, como hemos comprobado en estas tres apasionantes sesiones, el pasado por descubrir y el futuro por abordar de nuestras lagunas darán mucho más de sí. Hay personas jóvenes, comprometidas y emprendedoras que ya están en el camino.

Redacción: Antonio Sala Buades

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