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El Auditorio Internacional de Torrevieja se convirtió anoche en el templo de la música española con el concierto “Homenaje a la copla y al pasodoble”, ofrecido por la Sociedad Musical Ciudad de Torrevieja “Los Salerosos”, bajo la batuta de su prestigioso director Alejandro Gómez, y con la participación estelar de los artistas invitados Verónica Lozano y Luis Escudero.
La banda torrevejense ofreció un vibrante recorrido por los géneros más emblemáticos de la tradición musical española, en un espectáculo donde la pasión, la nostalgia y el orgullo cultural se entrelazaron con maestría. Desde los primeros compases, el público se rindió ante un repertorio cuidadosamente seleccionado, que trajo a escena los ecos inmortales de Manolo Escobar, Rocío Jurado o Isabel Pantoja, entre otros.
Luis Escudero conquistó al auditorio con una interpretación sentida y poderosa de grandes himnos como “La morena de mi copla”, “El cariño verdadero”, “Almería”, “Madrecita María del Carmen”, y las inolvidables “Mi carro” y “El porompompero”, que fueron coreadas por un público emocionado, como si el mismísimo Escobar cantara desde el cielo.
Por su parte, Verónica Lozano deslumbró con una voz llena de fuerza y duende, haciendo vibrar las butacas con coplas como “Capote de grana y oro”, “¡Viva el pasodoble!”, “Francisco Alegre”, “El clavel”, “Cariño trianero” y “Por ti”, rindiendo homenaje a las grandes damas del género.
El concierto fue un viaje musical donde las emociones estuvieron a flor de piel. La calidad de la banda “Los Salerosos”, su expresividad sonora y la complicidad con los cantantes, convirtieron cada pieza en un momento inolvidable. Las ovaciones no cesaron y, tema tras tema, la emoción fue creciendo hasta culminar en un apoteósico final con “¡Que viva España!”, cantado a dúo por Verónica y Luis, ante un público totalmente entregado que se puso en pie para acompañar con palmas y voces.
Entre los asistentes al evento se encontraban los concejales Antonio Vidal y Gitte Lund, así como el presidente de la Sociedad Musical “Los Salerosos”, Guillermo Hernández, quienes compartieron la velada con los numerosos asistentes que abarrotaron la sala.
Fue, sin duda, una noche para el recuerdo, un tributo vibrante a nuestras raíces musicales, donde la copla y el pasodoble brillaron con luz propia, celebrando el alma de un país que sigue cantando a su historia a través de sus melodías más queridas.
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