Joaquín Albaladejo
Exdiputado Nacional del Reino de España
El Presidente socialista de todos los que vivimos en la Comunidad Valenciana convive con un elefante enorme en su despacho de Valencia al que no lo quiere percibir por ninguno de sus sentidos. Ni lo quiere ver; ni lo quiere oler; ni lo quiere tocar; ni lo quiere oír; ni quiere darle lametones. Sabe que lo tiene extremadamente cerca. Que está ahí. Sus asesores que son legión se lo insinúan todos los días.
Pero Ximo no quiere saber nada de él. El paquidermo que convive con el socialista Puig en su despacho de Molt Honorable Presidente de la Generalitat Valenciana responde al nombre genérico de “Sanidad Pública de la costa de la Vega Baja del Segura” y más en concreto se identifica con el Hospital ubicado en la unión territorial de los términos municipales de Torrevieja y de Orihuela por sus playas.
Este elefante que Ximo Puig consintió que se lo metieran sus socios de Podemos y Compromís dentro de su despacho en forma de reversión sanitaria cuándo él decía que no lo quería para nada mintiendo por ello incluso a sus propios militantes socialistas, llegó en Octubre del año 2021 lustroso.
Estaba el mastodonte Hospitalario que gestionaba Ribera Salud en muy buena forma según los datos sanitarios que distribuía la propia Consellería de Sanidad que dirige la lamentable política Ana Barceló. El Hospital de Torrevieja, movía alegremente las orejas; de vez en cuando removía la trompa; y su aspecto denotaba fortaleza. Una cosa es que un Presidente de la Generalitat Valenciana no quiera saber nada del Elefante sanitario alicantino. Y otra muy distinta es que en estos seis meses no le dé de comer ni tampoco retire los excrementos políticos que todos los días le genera la peor gestión sanitaria del Gobierno Valenciano en la Costa de la Vega Baja en todos los años que llevamos de este siglo.
Dicen los que han entrado al despacho del Presidente Ximo Puig que sus dimensiones son como las de un salón comedor de una familia bien de los de antes. Puede tener alrededor de unos 30 metros cuadrados aproximadamente. Eso son unos 10 metros cuadrados menos del espacio mínimo vital que precisa un animal de esta clase para vivir en interiores.
La decadencia imparable de la Sanidad Pública en la Vega Baja; la falta de asistencia y de recursos que provocan hambre en los profesionales sanitarios; y la cantidad de excrementos que ha generado la nefasta gestión de la sanidad pública aquí y que Ximo Puig no quiere ni ver que existen van a tener consecuencias. El elefante es por naturaleza herbívoro.
Pero un Hospital reventado, acorralado, y cada vez más ninguneado y despreciado puede darle políticamente al Presidente socialista valenciano un trompazo en las urnas que ninguna moción de censura en algún Ayuntamiento podrá tapar ni enmendar. Quién ignora en política al elefante en la habitación o muere aplastado o zarandeado. Votaremos
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