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El mentalista José Carlos nos dejó sin palabras

Fernando Guardiola

Álbum, pinchando sobre la foto

Álbum, pinchando sobre la foto

Escaso público acudió ayer la actuación del conocido mentalista José Carlos, con su espectáculo “El sexto sentido”. Conocido por su colaboración con la presentadora Paz Padilla en el programa de canal 9 “Shalakabula”, durante tres temporadas, llegó a Torrevieja para demostrar el poder de la mente. Un poder que según él es algo que solo podemos sentir por la fuerza de la imaginación y la predisposición mental de cada uno de los presentes. Sea como fuere, lo cierto es que nos dejó anonadados ante la capacidad adivinatoria de la que hizo gala. Inexplicable como se puede adivinar con solo tocarlo en número del DNI de una persona y lo que es más atrevido, la forma de ser del mismo con todo lujo de detalles. Por si fuera poco, y con los ojos sellados “a cal y canto”, y no me pregunten como? Porque va a ser que no. Ayudado por una espectadora se dispuso de un puñal afilado, enfundado que se confundió con otras tres fundas vacías, y fue capaz de golpear uno a uno enérgicamente las tres fundas vacías dejando el estilete afilado, sin tocar. José Carlos fue capaz de leer palabras escritas aleatoriamente por cinco espectadores, y con solo cogerlo llamaba por su nombre al autor del mismo y le decía hasta el tipo de letra que había utilizado. Aunque el número que más llamó la atención y donde se mascaba el yu-yu, fue cuando hizo subir a una espectadora, la cual había enviudado hace unos años. La susodicha dijo que se acordaba de su marido a diario, por lo que le pidió José Carlos que abrazando dos pizarras superpuestas en las que se podía escribir por ambos lados, recordara a su esposo. Después de unos minutos de tensión, se comprobó que no había nada escrito en los encerados del exterior, aunque al separar las pizarras, se podía leer una frase escrita y firmada con tiza por el marido de la sorprendida colaboradora. En fin una actuación que podría haber acaparado más atención en otras fechas pero que dejo un buen sabor de boca por lo que supone el misterio de lo desconocido. En ello está la virtud de su actuación, en que salga del escenario dejándonos ignorantes y con la boca abierta.

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