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El nuevo Capitán Optimista trabaja en el Hospital de Torrevieja

Daniel Castillo Díaz, supervisor de hospitalización médica, quirúrgica y psiquiatría en el Hospital Universitario de Torrevieja, ha recibido este galardón en una gala virtual.

Publicado en el Semanario Vista Alegre 30.1.2021

La Fundación Hospital Optimista viene reconociendo desde hace seis años la labor de los centros, servicios y profesionales de la sanidad que contribuyen a mejorar la salud psicosocial en los hospitales, construyendo entornos de trabajo saludables que redundan en el bienestar tanto de los sanitarios como de los pacientes y sus familias.

Son varios los galardones que la fundación entrega cada año, pero hay uno que tiene especial reconocimiento por tratarse de un premio que valora el liderazgo informal de algunos profesionales y su capacidad para hacer que, trabajando con ellos, las cosas parezcan más sencillas.

Se trata del premio Capitán Optimista, que en el año 2020 ha recaído por aclamación popular en el granadino Daniel Castillo Díaz, que desempeña su labor sanitaria como supervisor de hospitalización médica, quirúrgica y psiquiatría en el Hospital Universitario de Torrevieja. El premio fue entregado en el marco de una gala virtual que se celebró el pasado 18 de enero.

No es la primera vez que el Hospital Universitario de Torrevieja está entre los candidatos a estos premios nacionales. En 2019, Eva Baró, gerente del Hospital de Torrevieja, quedó tercera finalista en la categoría ‘Gerente Nariz Verde’. Ese mismo año, los tres centros hospitalarios de Ribera Salud, empresa concesionaria, fueron reconocidos con hasta siete galardones y menciones en los premios de la Fundación Hospital Optimista.

 “Los últimos avances en neurociencia y psicología positiva demuestran que el entorno tiene un impacto sobre los pensamientos, las emociones y por ende sobre nuestras conductas”, señalan desde la Fundación Hospital Optimista. Y en esta línea trabajan los hospitales del Vinalopó, Torrevieja y Torrejón, que gestiona Ribera Salud, priorizando las necesidades médicas y emocionales de los pacientes en la toma de decisiones. Los tres centros hospitalarios tienen en marcha planes de humanización en diferentes áreas que persiguen hacer más confortable la estancia de los pacientes.

Un título honorífico otorgado por votación popular

El pasado 18 de enero se celebró la gala anual de la sexta edición de los premios de la Fundación Hospital Optimista, en esta ocasión forma virtual debido a la situación sanitaria de la pandemia de la Covid-19.

En la misma, el granadino Daniel Castillo Díaz, supervisor de hospitalización médica, quirúrgica y psiquiatría en el Hospital Universitario de Torrevieja, recibió el premio Capitán Optimista 2020. Se trata de un título honorífico elegido por votación popular, ya que son los propios compañeros, amigos y pacientes quienes votan por el profesional que ellos consideran su Capitán Optimista.

Su candidatura fue presentada por Pepa Soriano, directora de enfermería del centro hospitalario, convencida de que su popularidad y su perfil humanista, dentro y fuera del ámbito laboral, harían el resto.

Y no se equivocó. Daniel Castillo arrasó en las votaciones, que se realizaron del 2 al 16 de diciembre a través de la red social Facebook, obteniendo un total de 855 votos. Daniel se enfrentó a otros nueve candidatos/as a Capitán Optimista.

Una vocación humanista

Daniel Castillo, de 41 años y natural de Pinos Puente (Granada), estuvo trabajando en Italia y después continuó desarrollando su carrera profesional en el Hospital Universitario de Torrevieja. Primero comenzó en la unidad de medicina interna, posteriormente pasó al área de psiquiatría cuando abrió esta unidad y desde hace unos siete años trabaja como supervisor de hospitalización.

Él siempre supo que su vocación profesional estaba ligada a las personas: a su cuidado y asistencia. La enfermería reunía todas las características relacionadas con la aplicación de la medicina en su versión más humanista.

Su equipo: “motor y corazón del hospital”

Este profesional sanitario destaca por su humildad y considera que el premio no solo es suyo, sino de todo su equipo y del propio hospital. Para Daniel, su equipo es “el motor y el corazón del hospital”.

Una de sus premisas es que para cuidar al paciente también debemos cuidar al que cuida. Esto se traduce, en el caso de los mandos intermedios del hospital, en una permanente disponibilidad y escucha de las necesidades de su equipo.

Optimismo en tiempos de pandemia

Durante las semanas más difíciles al inicio de la pandemia, Daniel se volcó con sus pacientes e intentó hacerles la vida más sencilla, por ejemplo organizando visitas “sorpresa”, permitiendo visitas de mascotas a sus dueños en el hospital e incluso organizando conciertos musicales en los pasillos de las plantas. También estuvo presente en las duras despedidas por fallecimientos.

Sin embargo, su lucha diaria no acababa al llegar a casa, ya que tuvo la iniciativa de salir cada tarde a su terraza -a la hora de los aplausos- disfrazado de un personaje de dibujos animados para realizar un espectáculo dirigido a los niños de la urbanización, que esperaban con ilusión ese momento que les hacía olvidar por unos minutos el largo confinamiento.

El pasado 18 de enero se celebró la gala anual de la sexta edición de los premios de la Fundación Hospital Optimista, en esta ocasión forma virtual debido a la situación sanitaria de la pandemia de la Covid-19.

En la misma, el granadino Daniel Castillo Díaz, supervisor de hospitalización médica, quirúrgica y psiquiatría en el Hospital Universitario de Torrevieja, recibió el premio Capitán Optimista 2020. Se trata de un título honorífico elegido por votación popular, ya que son los propios compañeros, amigos y pacientes quienes votan por el profesional que ellos consideran su Capitán Optimista.

Su candidatura fue presentada por Pepa Soriano, directora de enfermería del centro hospitalario, convencida de que su popularidad y su perfil humanista, dentro y fuera del ámbito laboral, harían el resto.

Y no se equivocó. Daniel Castillo arrasó en las votaciones, que se realizaron del 2 al 16 de diciembre a través de la red social Facebook, obteniendo un total de 855 votos. Daniel se enfrentó a otros nueve candidatos/as a Capitán Optimista.

Entrevista a Daniel Castillo Díaz, supervisor de hospitalización médica, quirúrgica y psiquiatría en el Hospital Universitario de Torrevieja

“Para cuidar a los demás uno se tiene que cuidar a sí mismo”

Vista Alegre: ¿Qué ha supuesto para ti obtener este premio?

Daniel Castillo: Para mí es un honor y un orgullo recibir este premio y poder compartirlo con mis compañeros porque al final son ellos los que también consiguen que esto se pueda hacer. El premio es de todos porque la candidatura la propuso la directora de enfermería, pero realmente es para toda hospitalización y prácticamente para todo el Hospital Universitario de Torrevieja.

 V.A.- ¿Cómo es el día a día de tu equipo?

D.C.- Ahora con la pandemia la situación es totalmente diferente. Yo llevo la parte de hospitalización de psiquiatría, médica y quirúrgica, y es una gozada trabajar con ellos porque estamos muy unidos, trabajamos en equipo y muy pendientes de los compañeros, de las familias, de si hay algún problema. Y eso, al final, afecta también mucho o se percibe en el cuidado al paciente porque si no te sientes cuidado ni protegido al final cuando estás trabajando estás transmitiendo también eso. Es lo que queremos, que los pacientes se sientan cuidados y protegidos, pero primero nos tenemos que cuidar y proteger nosotros. No es lo mismo llegar enfadado a trabajar, que tranquilo y sabiendo que si tienes un problema puedes llamar y se resuelve rápido. A la hora de trabajar en hospitalización priorizamos que nos sintamos a gusto, que estemos trabajando como en familia y con la facilidad de poder hacer lo que nos gusta lo más cómodos posible.

V.A.- Para ti es una premisa cuidar al cuidador.

D.C.- Siempre. Hace tiempo me enseñaron que para cuidar a los demás uno se tiene que cuidar a sí mismo y para cuidar a una persona hay que cuidar al cuidador. Todo va en cadena. Cuando te tratan bien, tratas bien a los demás, y cuando te tratan bien a ti, tú tratas bien al resto. Es dar lo que recibes, como dicen, el efecto mariposa.

V.A.- ¿Cómo surgió tu vocación de dedicarte a la enfermería?

D.C.- Pues, realmente, no te sabría decir. Me gusta estar con la gente. Siempre he sabido que tenía que trabajar en algo que estuviese relacionado con las personas. No puedo estar trabajando solo y tampoco puedo estar solo, necesito estar y comunicarme con la gente. Y la enfermería, el cuidado, la parte de medicina, las curas, ver cómo se desarrollan las enfermedades, siempre me ha llamado la atención y me ha gustado. Simplemente, me llamó y fui. Siempre ha estado en mí.

 V.A.- ¿Qué te motiva a ir más allá de las exigencias de tu profesión?

D.C.- Me motiva, sobre todo, que cuando un paciente llega al hospital no sea un número o una persona ingresada en una habitación que solo conocemos en ese momento, sino poder saber algo más y que en ese periodo que está en el hospital pueda sentirse bien. Cuando llegas al hospital hay como un impás en tu vida en el que, a lo mejor si eres piloto de avión, ya no lo eres sino que eres un paciente con una pancreatitis, por ejemplo. Que no sea un bache en tu vida el tener que estar ingresado sino que estás ingresado en el hospital recuperándote de alguna enfermedad y que puedas seguir haciendo más actividades de tu vida cotidiana, dentro de lo posible. No buscar la enfermedad sino la salud y enfocarlo de otra manera, con un poco más de luz.

 V.A.- ¿Cómo viviste la pandemia?

D.C.- Como una lucha día a día, no nos vamos a engañar, porque al final cuando estás trabajando estás inmerso en ello y cuando sales fuera sigue estando la pandemia por todos lados, parece que no hay otra cosa que no sea eso. Es una cosa muy dura que ahora mismo estamos viviendo, pero hay más cosas que la pandemia. Es duro emocionalmente para la sanidad porque profesionalmente tienes que cambiar la forma de trabajar; luego lo físico lo recuperas. Lo vivimos apoyándonos unos a otros, ayudándonos y dando el 200%. Hemos hecho visitas de mascotas a sus dueños, una iniciativa de una compañera que salió adelante. La dirección y la gerencia siempre nos han dado mano libre para poder hacer cosas nuevas y todas las partes de humanización están muy enfocadas en eso. También organizamos unas bodas de oro y visitas sorpresa. Es algo que ayudan a los pacientes y a nosotros también porque nos emocionamos mucho y eso es un reseteo total.

 V.A.- Te disfrazaste durante el confinamiento para animar a los niños.

D.C.- Sí, esto surgió haciendo un video de cumpleaños para mi sobrina en abril en el que iba disfrazado de Bob Esponja, y en ese momento empezaban los aplausos de las ocho de la tarde. Al final salí disfrazado y animé a los niños, y al día siguiente muchos de ellos salieron con cosas de Bob Esponja a los balcones y volví a salir. Antes de las ocho ya había niños esperando a ver qué personaje salía. Hice una publicación en Facebook para pedir disfraces y me pusieron en contacto con Conchita Mercader Valdés, de La Sal de Torrevieja, que me dejó todos los disfraces. Lo pasamos genial, fue magnífico y muy emocionante, y la gente, la verdad, que muy agradecida. Para mí fue como un ‘clic’ todos los días, un reseteo…


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