Objetivo Torrevieja

Jesucristo Riquelme, el día de presentación el Libro

Desirée Palomares, periodista y profesora

Desiereé Palomares

La figura y la obra del poeta Miguel Hernández, aquel muchachón de Orihuela, como lo nombró Pablo Neruda, sigue dando sorpresas. Y sigue vigente como la voz de un clásico que no cesa de actualizarse en cada lector y en cada situación de crisis por muy moderna y dolo(ro)sa que sea. Acabamos de leer, y ver, un libro prodigioso que habla de poesía y de vida, de ayer y de hoy, un libro original e insólito. Se trata de Miguel Hernández. Obra exenta, de la editorial madrileña EDAF. Merced al trabajo de indagación de Jesucristo Riquelme, podemos tener en nuestras manos un libro de y sobre Miguel Hernández, repleto de obra del oriolano y de numerosísimas fotos, más de quinientas ilustraciones, que es una delicia para aprender deleitándose. Ésta es la ventaja de poder leer algo que ha preparado, con rigor investigador, para la divulgación y la gloria de un poeta tan popular como Miguel Hernández, un denodado y silencioso especialista. No olvidemos que Hernández ocupa un lugar de privilegio entre la pléyade de los grandes que gozan de la popularidad del común de las gentes. Los publicistas hablarían de la Short list de los poetas: si a algún hispanohablante de «a pie» –nada de buscar sólo en templos de la cultura o en sedes de partidos– se le pregunta por poetas que conozca, es muy probable que sólo pueda citar unos poquísimos nombres. Hemos hecho la encuesta entre hispanoamericanos y entre españoles, y el resultado tenía unos pocos nombres comunes: Neruda, César Vallejo y Miguel Hernández, para chilenos, peruanos, cubanos, argentinos, mexicanos…; para los españoles también Machado, Lorca y, siempre, Miguel Hernández. Cuando aventurábamos una nueva pregunta, salía victorioso Hernández: «¿Sabría recitarme de memoria algunos versos de esos poetas?». Y Miguel Hernández sonaba tembloroso o contundente, siempre emotivo, con más frecuencia.

En Obra exenta, Riquelme se aleja de tópicos y de informaciones manidas. Se nos acerca el significado poético de obras espléndidas como Cancionero y romancero de ausencias, uno de los mejores libros, por muy inconcluso que fuera, de nuestra lírica moderna, o se nos explica con profundidad el sentido de los cuentos que Hernández escribió, en la cárcel, para su hijito antes de cumplir los tres años. El autor ha logrado recopilar una cincuentena de textos, poco o nada conocidos, no incluidos en la supuesta obra completa recién reimprimida en 2010.

En este insólito libro, nos vamos a enterar, con imágenes por doquier, de que Miguel Hernández fue el autor de la letra de un himno que pudo terminar siendo la letra del himno nacional español, con música de Lan Adomian, el himno que estuvo a punto de sustituir el Himno de Riego. Vamos a poder leer discursos y brindis entusiastas del oriolano, a la altura del mejor García Lorca. Vamos a ver un retrato inédito pintado por Buero Vallejo, en prisión, en los momentos en que universalizó a Miguel Hernández con su lápiz. Conoceremos cómo Carmen Conde, con un pseudónimo –por miedo a represalias–, enviaba dinero a la viuda de Miguel Hernández. Y veremos cuantiosos manuscritos, autógrafos de Miguel Hernández. Saborearemos cartas de Hernández, con la transcripción incluso de partes tachadas donde se reflejan los temores que sufrieron en la época los receptores de estas misivas: Josefina Manresa, la viuda del poeta, ocultaba declaraciones comprometidas; otras cartas nos presentan al Hernández (¿enamorado?) que se dirige a la poetisa María Cegarra…

En definitiva, es éste un libro de hermosa y cuidada edición: encuadernado en tapa dura, cubierta con camisa de amplia solapa, donde se despeja esa cuestión de mal agüero de que son «malos tiempos para la lírica». Obra exenta no es una biografía, pero funciona en clave de asombrosos descubrimientos –escritos al modo del periodismo de calidad, en entregas fragmentadas– que coadyuvan al mejor conocimiento íntimo de Miguel Hernández y nos alumbra nuevas caras del poliédrico «muchachón de Orihuela». El libro se ha redactado para que el lector pueda disfrutar y sentirse fascinado en varias sesiones de lectura: es de esos libros que se leen poco a poco, a pequeños sorbos. Cartas, prosas, poemas que no conocíamos, y multitud de anécdotas recogidas con inteligencia, suponen el mejor regalo para el lector. La apariencia de libro-objeto –un obsequio agradecido y siempre bien recibido– se enriquece cuando se abre y se lee, y se ve.

No lo olvide: este libro, que gustará a neófitos y a iniciados, pretende sorprender con el deber de la indiscreción. Bajemos de pedestales a los mitos y recuperemos a la persona, hagamos al poeta más próximo y humano, más auténtico: siempre en liza contra la indignidad. Leyendo «El niño yuntero» –más impactante que toda la Declaración de los Derechos universales del menor–, o «Aceituneros» –el nuevo himno oficial de la provincia de Jaén– o «El vals de los enamorados y unidos hasta siempre» –el amor más allá de adversidades inicuas–, comprenderemos que Miguel Hernández es un poeta necesario: tan necesario como necesitado de la imaginación, las emociones y el compromiso del lector.

Ficha del libro:

Autor: Jesucristo Riquelme
Título: Miguel Hernández. Obra exenta
Editorial EDAF, Madrid 357 páginas, tamaño grande, encuadernación dura
P.V.P.: 30 €
Lugares de venta: Librería San Esteban (Torrevieja), Santos Ochoa (Torrevieja), Codex (Orihuela), Corte Inglés, La Central, La casa del libro…

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