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Emotivo adiós al maestro Ramón Céspedes

A la salida de la Iglesia, numerosos amigos cantaron, rotos de dolor ante el féretro la habanera “Adiós, lucero de mis noches”

Álbum, pinchando sobre la foto

Álbum, pinchando sobre la foto

Como era de esperar, a pesar de no celebrarse a la hora más cómoda (las diez de la mañana), una gran cantidad de familiares, amigos y conocidos acompañaron ayer al maestro, Ramón Céspedes Pérez en su último adiós. El féretro con sus restos mortales fue trasladado hasta la Iglesia de la Inmaculada para situarlo a los pies de La Purísima Concepción, donde el sacerdote, Pedro Payá, ofició la misa de corpore in sepulto. El templo se llenó por completo y el oficio religioso se siguió en el más absoluto silencio y respeto. Al término del mismo y ya en la calle, fueron muchos los amigos que le esperaban y junto a ellos fue colocado el féretro, para entornar una de las habaneras que con más emotividad se hayan interpretado nunca, “Adios, lucero de mis noches”. Con las gargantas rotas y entre sollozos se pudo cantar esta habanera que terminó con un inolvidable “adiós, adiós”, seguido de un cerrado aplauso por parte de las centenares de personas que acudieron, que se entremezclaba con “vivas al maestro”. Fue un aplauso que valió por toda una vida, en homenaje al buen corazón del maestro Ramón, que tantos momentos buenos dio a los demás, tanto en su peluquería, como en sus actuaciones. Sus hijos, Ramón y María, estuvieron en todo momento rodeados del gran cariño que la mayoría de torrevejenses profesaban a su padre.
Ya camino del cementerio, la comitiva fúnebre realizó el recorrido tradicional hasta llegar a la calle San Policarpo con calle del Clavel, y allí de nuevo sonaron las voces de forma espontánea que entornaron un “adiós con el corazón” que las lágrimas impidieron si quiera terminarlo.
Fue la emotiva despedida a una buena persona que todos los que le conocieron llevarán impresa en su memoria, junto con el recuerdo de su voz y el buen humor con el que sorteó su vida.

Hasta siempre al maestro Ramón Céspedes.


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