Hoy redacta el informe diario: Rebeca Belén
Esta mañana amanece con mucho frío (0 grados) y con la nieve muy dura, e incluso algunas placas de hielo alrededor del hotel. Nos despertamos pronto, y tomamos el último desayuno en Zakopane. Después de cargar las maletas en el autobús (que ha llegado una hora tarde porque no podía acceder por el hielo), nos hemos desplazado hacia Cracovia. En la ruta hasta Auschwitz, hemos cruzado por el pueblo natal del Papa Juan Pablo II, y hemos visto la cúpula de la iglesia donde fue bautizado. La llegada a Auschwitz ha sido accidentada, porque nuestro chófer no acababa de ver clara la ruta, y como no veníamos por un acceso principal y turístico, no estaba bien señalizado. Cuando por fin entramos en el campo de concentración, lo primero que capta nuestra atención es la leyenda de la puerta, ARBEIT MACHT FREI, que significa, irónicamente EL TRABAJO HACE LIBRE. La visita a Auschwitz impresiona desde el primer momento. Gracias a los auriculares por los que podíamos oír a nuestra guía y a Enrique, que hacía de traductor, el ambiente que se respiraba no era de diversión ni de bromas, como había sido hasta ese momento, sino más bien de tristeza y reflexión. Se veían todos los barracones donde entraban los prisioneros que habían sido elegidos para sobrevivir, pero alrededor hay una valla de postes de cemento con alambre de espino, y se ve por dónde entraban los niños y mujeres camino de las cámaras de gas, mientras que los hombres eran encerrados en las pequeñas habitaciones.
Poco a poco, el espíritu de cada uno se va viniendo abajo. Cada información recibida, nos hundía a todos más en la condolencia. Quien visita Auschwitz, no puede dudar de que la palabra HOLOCAUSTO tiene un significado real, histórico y lamentablemente cercano.
Al llegar a la sala donde se muestran los cabellos cortados a millones de cadáveres, y en la que no se permiten fotografías porque el cabello es considerado un resto humano y no se le toman fotos por respeto, son muchos los expedicionarios que no aguantan más y comienzan los llantos. Incluso un profesor se retira a una sala cercana, un poco afectado.
La visita se hace un poco acelerada, a petición de los profesores y el guía, ya que queríamos llegar a Cracovia pronto. De todos modos, la guía decide que puede acortar el discurso, pero no se salta ni una sola de las estaciones explicativas del circuito que ofrece el campo a sus visitantes. Termina la visita en la horca con la que se ajustició a Rudolf Hess, el comandante que dirigió el Campo de Concentración de Auschwitz y que al terminar la guerra quiso pasar desapercibido con una falsa identidad.
De camino a Cracovia, el conductor vuelve a tomar rutas desconocidas hasta ahora, lo que nos arrastra a un retraso de dos horas respecto del plan previsto, y llegamos justos justitos a nuestra siguiente cita, que resulta ser de las institucionales más importantes, el Instituto Cervantes.
El Instituto Cervantes es la institución oficial del estado español para la difusión de la lengua y la cultura hispana. En el Instituto Cervantes de Cracovia se pueden recibir cursos de español, y hay muchos polacos que estudian nuestro idioma.
Después de una pequeña recepción por parte del Jefe de Estudios, D. Fernando López Murcia, el grupo de expedicionarios le hicimos entrega de un obsequio por parte de la ciudad de Torrevieja, y de una placa de nuestro IES. Luego se sumó a la reunión el Director del Instituto Cervantes, D. Abel Murcia Soriano, que nos manifestó su agrado por la iniciativa que hemos tomado, y al que nuestros profesores agradecieron mucho su mediación para poder hacer actividades con el Instituto Adam Mickiewicz.
En la sede del Instituto Cervantes se comenzó una ronda de actividades para que los alumnos españoles y polacos nos conociéramos mejor. Se trataba de juegos culturales con preguntas y respuestas, entre los cuales había uno que nos hacía terminar en parejas. Después de estas actividades, los alumnos polacos nos hicieron de guías turísticos por Cracovia, y la verdad es que disfrutamos mucho viendo el castillo, el dragón, y las calles principales de la ciudad.
Después fuimos todos juntos a cenar a un restaurante, y nos pusieron la comida típica de aquí: sopa y carne con patatas. Los profesores del Liceo Adam Mickiewicz, Silvia y Dominica (y Gregorio) estuvieron muy atentas, y nos habían comprado unos dulces típicos de Polonia, que nos ofrecieron después de la comida. Lo cierto es que esta noche ha sido una de las noches especiales en Polonia, y lo hemos pasado muy bien.
Al llegar al hotel, hemos “alucinado” con la calidad del Hostel Yellow, situado en el centro de Cracovia, junto a la plaza del Mercado, y aunque estábamos muy cansados, nos hemos apuntado a un paseo nocturno con Chema y Juan, por el casco viejo. Hemos visitado la Barbacana y la muralla defensiva, la ópera que estaba iluminada y muy bonita, y la plaza del mercado con su catedral, su iglesia del S XI, y sus puestos del mercado.
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Filed under: Actualidad | Tagged: Expedición, Tatra |
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