Objetivo Torrevieja

Joaquín, es el mayor de los cinco hijos de Joaquín y Nieves. Nace en Guardamar el 8 de noviembre de 1933, pero muy pronto se traslada a Torrevieja, donde sus padres regentaban un puesto de verduras en la Plasa, el mismo que actualmente, atiende su hermano “Ferne”.A los 7 años comienza a trabajar con sus padres en el puesto, y a esa edad comienza jugar al fútbol, afición que se incrementa con el paso de los años, cuando comienza a participar en campeonatos locales, que se celebraban en el Campo de Fútbol, que se situaba, en la actual Colonia San Esteban. En el año 1949, eran muchas las personas procedentes de la vecina Murcia, que venían a veranear a nuestro pueblo, entre ellos unos señores de la directiva del “Imperial” de Murcia, que no dudaron en ficharle. Para ello y ya que tenía 16 años, tuvieron que falsificar su partida de nacimiento, cosa que involuntariamente hizo Don José el Cura, tras una “comilona” que le ofrecieron en el “Miramar”, cuando este era aún una especie de Restaurante-Balneario. En sus inicios del Imperial, le pagaban la pensión en una casa particular, propiedad de un Militar de la Banda Militar de Murcia, cerca de la antigua Condomina, y con el sueldo que obtuvo se compró una bicicleta, con la que viajaba desde Torrevieja a Murcia, haciendo trasbordos de estación en estación, y no quiere olvidar una mención al que era Jefe de Estación de Torrevieja, Pascual Ortiz, de Archena, que siempre le ayudaba a acarrear la bicicleta por los vagones del tren. Tras un año en el Imperial, le llaman para hacer el servicio militar obligatorio, con destino en Cartagena, en marinería donde cayó, como el dice, como una “perica en dulce”, arropado por sus jefes Militares (Madrigal, Ruiz, etc), se enrrola en C.D. Naval, de 3ª División (formado por militares), jugando por un lado la liga regular y por otro los partidos del Ejército, lo que le supuso en los 18 meses que duró la “mili” desplazamientos por toda España,… Palma de Mallorca, Cádiz, Tarragona, etc. El Elche, también de 3ª División,  que ya le acechaba, cuando cumplía el servicio, le fichó por 500 pesetas al mes y con el dinero de la ficha se compró una moto. En el Elche jugó tres temporadas, jugando como en toda su vida profesional de interior izquierdo. Al quedar libre, pasó al Real Murcia, de 2ª división, y en la segunda temporada, sufrió una lesión, que le provocó la baja en el equipo, tirándole a la “basura”, textualmente, como el mismo confiesa. Durante el transcurso de la temporada 1957-58,  siendo jugador del Real Murcia, se casó la torrevejense Conchi Martínez, de la que tiene cuatro hijos, Joaquín, Inmaculada, Eva María y José Ángel.

Estando aún escayolado, se presentaron procedentes del Crevillente, Zaplana y los Hnos. Medrano, diciéndole que le iban a fichar, y poniéndole un maletín lleno de billetes sobre la mesa le dijeron: -“Nito, coge los que quieras” pero tu juegas con nosotros. Con el dinero, se compró dos casas. Con el resto que dejó, ficharon a “Tatono”, del Torrepacheco, que pasó posteriormente al Valencia en 1ª, donde triunfó varias temporadas. En el Crevillente solo jugó una temporada, llegando a jugar la liguilla de ascenso a 2ª, contra el Castellón. Fichó después por el Levante de 2ª división, donde tuvo otra lesión, producto de la debilidad natural de “Nito” de proteger excesivamente el balón, siendo objeto de todas las patadas, provocando su baja.

Pasó posteriormente al Villarrrobledo, que acababa de ascender a 2ª división, compartiendo equipo con jugadores provenientes de 1ª división, pero solo estuvo una temporada, porque las pésimas condiciones del terreno de juego, y sobre todo el intenso frío, le hicieron desistir. Fichó después por el Orihuela en 3ª, y aunque económicamente era muy rentable, se marchó, pasando en las temporadas posteriores por equipos como Aguilas, Lorca (dos temporadas) y Yeclano. Aportando a estos últimos equipos chicos de la cantera torrevejense que prometían, como su propio hermano Ferne, Sordete, Moreno Clares, etc. Retirado de los campos definitivamente, y fruto del trabajo realizado en temporadas anteriores, como ojeador, le llegó a unir una gran amistad con Santiago Bernabeu. Cuando Nito observaba algún jugador que destacaba, llamaba a Luis Molowny, secretario técnico del Real Madrid, al que siempre convencía. Fruto de esta amistad, “Nito” se convirtió en Ojeador  Técnico del Real Madrid, durante más de cuatro décadas, contando entre la larga lista de jugadores incorporados por el, Camacho, Maceda, Santillana, Morientes, Chendo, Macanás, Buyo,… Siempre bajo la supervisión de personajes tan importantes para el fútbol nacional como los referidos Bernabeu, Molowny o Miguel Malvo.

Allá por el año 1970, creó un Club de Fútbol para aficionados la “Peña Madridista Juvenil de Torrevieja”, con una pequeña sede detrás de la Iglesia, donde él era presidente, entrenador, y hasta tesorero. Hasta 1982, dirigió este club, que fue casi familiar, ya que se sustentaba de la aportación de los padres y de él mismo. Había un barbero que les pelaba gratis, Paco “el cuco”, les regalaba bocadillos, que rellenaban las madres con sus viandas. De sus filas salieron jugadores, como Casimiro, que militó en el Celta de Vigo, el Castilla y el Logroñes. Aparte de inculcarles el amor al fútbol, les formó  en valores como la amistad, el honor y el juego limpio. Hicieron varias excursiones de convivencia, visitando en varias ocasiones la Ciudad Deportiva del Real Madrid, donde se hospedaban, comían y disfrutaban de la compañía de las figuras del momento. No quiere “Nito”, que acabemos este relato, sin recordar su situación privilegiada que le hizo ser el “apadrinado” de Santiago Bernabeu, llegando a ser considerado Jefe de todos los ojeadores del Pais, y se despide con el emocionado homenaje a todos los que trabajaron él: Ramón Martínez, Paco de Gracia, Vicente del Bosque, Camacho, Santiesteban, Valdano, Miguel Malvo, Antonio Ruiz,…

El pasado sábado 28 de agosto, unos cincuenta antiguos “pupilos” de su querida “Peña madridista”, le hicieron un sentido homenaje. A las siete de la tarde, y en el flamante recién inaugurado Campo de Fútbol que lleva su nombre, se celebró un partidillo, en el que se rememoraron anécdotas y sucesos deportivos acaecidos en su juventud. A continuación, se dirigieron a un céntrico Restaurante de la ciudad, donde se sumaron el resto de invitados, que no asistieron al campo. La  cena se desarrolló, entre emocionados recuerdos de partidos y hazañas compartidas, recordando la figura severa aunque paternal de este “General” del Futbol y de la vida. Para finalizar el homenaje se le entregó una placa conmemorativa del acto, entre sonoros aplausos y alguna que otra lágrima.