Las fiestas patronales de La Mata en honor de la Virgen del Rosario llegaron en la tarde de ayer a su fin con la Solemne Misa Mayor de campaña que se celebró en la Plaza de Encarnación Puchol.
La ceremonia estuvo presidida por la imagen de la patrona en su paso de salida, que fue situada junto al escenario donde se ofició la misa que estuvo presidida por Francisco Javier Colomina Campos, rector del Seminario Diocesano San Miguel, de Orihuela, natural de Biar, quien ha desempeñado su ministerio en Aspe y El Altet.
Realizó estudios de derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. De esta forma la virgen volvió a recorrer unos metros a hombros fuera de su templo después de dos años justos de no hacerlo.
Concelebraron el párroco de La Mata, Estanislao Trives y el anterior párroco, José Luis Arnal. Asistió el alcalde de la ciudad, Eduardo Dolón y la Reina de la Sal, Raquel Tévar, así como una amplia representación de concejales del equipo de gobierno, Concha Sala, concejal de Fiestas; el edil natural de La Mata, Antonio Vidal; Ricardo Recuero, Inmaculada Montesinos y Antonio Quesada. El presidente de la Cofradía de la Virgen del Rosario, Cayetano Gil y miembros de la junta directiva, así como representantes de distintas asociaciones y cofradías.
El punto y final de estas fiestas lo puso el disparo de un tradicional castillo de fuegos artificiales que fue muy aplaudido por una gran cantidad de personas que se dio cita.
La tarde festiva se inició con un pascalles por la pedanía a cargo de la banda de Los Salerosos, quien finalizó a las puertas de la Iglesia Parroquial y amenizó el descubrimiento de un monolito que ha sido instalado en la misma Plaza de Encarnación Puchol en que estuvieron presentes todas las personalidades, asi como Jorge Ballesta y Gemma Cruz, Gerente y gerente adjunta de Agamed, empresa patrocinadora el monumento.
EL MONOLITO SOBRE LA RECREACIÓN DEL CORTIJO Y TORRE DE LA MATA
El alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, y el concejal de Cultura, Antonio Quesada, inauguraron ayer domingo, 10 de octubre, en la Plaza de Encarnación Puchol de La Mata, el monolito sobre la recreación del cortijo y torre de La Mata.
Para llevar a cabo esta actuación el equipo que lo ha llevado a cabo ha trabajado con un plano de las salinas de Orihuela y La Mata de 1692 del Archivo de la Corona de Aragón, en la que se representa el alzado del cortijo y torre, así como con un plano de la salina de La Mata de 1713 del Archivo General de Simancas, en el que se representa la planta y distribución del cortijo y torre.
Este cortijo servía de morada para el administrador de las Salinas, administrativos, trabajadores y soldados que realizaban y controlaban el embarque de la sal en la era.
En el mosaico se representa, “a vista de pájaro”, todo el complejo desde el lado oeste, llegando por el camino que los carreteros hacían con la sal desde la laguna hasta la era. En el grabado se aprecia con detalle el sistema de embarque por el embarcadero a través de embarcaciones de pequeño porte que iban trasladando su carga a los barcos fondeados frente al embarcadero.
Asimismo, aparece una pequeña torre en la era, que según los planos que se conservan fue rectangular hasta mediados del siglo XVIII y se utilizaba como oficina y almacén del fiel de cuentas y que, tras unas obras posteriores, se construyó en forma de torre como la existente en la actualidad.
Tras el derrumbe de la torre del cortijo en el terremoto de 1802, esta pequeña edificación quedó como la torre de La Mata.
En el grabado del mosaico el autor simboliza en los laterales los productos típicos de la zona, así como las actividades industriales del momento. Como detalles, el embarcadero antiguo a la izquierda y el lentisco a la derecha.
Por último, cabe destacar que esta actuación de la recreación del cortijo y torre de La Mata debe ser el principio para continuar con otras que vayan poniendo en valor los elementos significativos del patrimonio cultural de Torrevieja (algunos desconocidos) como las torres de vigilancia para evitar el robo de la sal en la laguna de La Mata (1750), continuar con las sendas del amojonamiento de 1763, la recreación de los establos en donde permanecían los carreteros y animales, y la factoría de la sal de época romana dentro de la laguna.
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