La Policía Local, que estuvo sus cargo varios mandatos, homenajeó al exconcejal
La normativa vigente por el covid-19, solo permitió que poco más de un centenar de personas accedieran al interior del templo de Ntra. Sra. del Rosario, para asistir a la Misa de “corpore insepulto”, por Eduardo Gil Rebollo, el exconcejal más querido de Torrevieja y La Mata, fallecido el día anterior de un infarto mientras se encontraba a bordo de su barco “Pulpo Negro” atracado en el Club Náutico Marina Internacional.
En el exterior de la Iglesia, varios centenares de personas esperaban la salida del féretro para dar su último adiós al que fuera presidente de la Cofradía de la Virgen del Rosario y como el solía decir “el más matero de los materos”. Muchas lágrimas corrieron ayer por las mejillas de muchas que veían en Eduardo, una persona corriente, campechano que nunca decía a nadie que no, cuando le pedían cualquier favor. Al sepelio asistieron el alcalde Eduardo Dolón, el exregidor Pedro Hernández Mateo y ediles y exconcejales de diversos mandatos y partidos que quisieron despedir a su compañero.
Uno de los momentos más emotivos se vivió, cuando se formó un pasillo de agentes de Policía Local uniformados, para despedir el féretro del que fuera durante 26 años concejal en el Ayuntamiento de Torrevieja desde 1993 hasta 2019, en este mandato era asesor de Playas, Transportes, Puertos y Pesca del equipo de gobierno.
Su cuerpo fue inhumado en el cementerio de La Mata, en Pleno Parque Natural de Las Lagunas, y que fue proyectado por el mismo, cuano tuvo que trasladarse desde el centro de La Mata, por la invasión de la construcción de la década de los noventa del pasado siglo.
Muchos vecinos “materos”, entre lágrimas, han despedido al que fue el gran artífice de la conversión de un pueblo en un destino turístico residencial de primer orden.
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