Objetivo Torrevieja

Venden más los cuernos de la Trapote que concienciarnos de un desastre mundial

Fernando Guardiola

Ayer se cumplió un año del terrible terremoto que mató a más de 316.000 personas y  destruyó el 70 por ciento de las infraestructuras y edificios de la nación más pobre de América. Los diversos noticiarios de todas las televisiones, recordaron la efeméride, con un tratamiento informativo un tanto frío,  como de pasada. En algunos momentos parecían hablar de algo que hubiese sucedido tan lejano en el tiempo, como en la distancia. La conciencia mundial, se ha acostumbrado a las tragedias, y el torrente de noticias diario que vomitan las televisiones, nos hacen olvidar enseguida tragedias como esta, que es una de las más grandes que ha sufrido la humanidad. Cuando sucedió el terremoto, se les prometió enviar con urgencia 200 millones de euros,  de todos los gobiernos, a través de la ONU, de los que solo ha llegado de esa cantidad el 40 por ciento, y esto que no ha sido suficiente para prevenir una epidemia de cólera que esta diezmando la población sobreviviente del terremoto.En este país, nuestra España, donde se nos llena la boca de la palabra solidaridad,  solo unos pocos te pueden contestar cuando les preguntas por la situación de Haití, y la culpa la tienen esas televisiones, podridas por la audiencia, donde es más importante airear una tarde sí y otra también el estado de la “polvera nacional”, donde los cuernos, los insultos y las obscenidades, tienen un tratamiento preferente, ante temas de un calado social tan importante como el problema de Haití. Imaginen por un momento, si esas horas interminables que la cadena amiga dedica a que unos verduleros del tres al cuarto, se anden toda la tarde, comiendo y bebiendo con una mala educación extrema, mientras destripan al primero que pasa por allí,  al menos una vez por semana se hubieran dedicado a recordarnos la necesidad de ayuda a tragedias como las de Haití,… seguro que hubieran perdido audiencia, pero hubiera sido una audiencia solidaria, una audiencia que en gran parte, por la falta de información, creía que el problema estaba en vías de solución, cuando la realidad es que esta peor que al día de siguiente del desastre.Que paren el mundo que me bajo. ¿Quien le explica a nuestros hijos leyes tan absurdas como la del tabaco, mientras en horario infantil se permite,  hablar de sexo, de rencor, y de envidia?… ¡País!

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