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Nahúm Méndez Chazarra descubre el apasionante campo de la geología planetaria

En una presentación en la que fue anunciado el fallo del jurado del undécimo concurso «Una imagen en mil palabras»

Álbum, pinchando sobre la foto

El patio de la Biblioteca Municipal Carmen Jalón —a cuyo personal se agradeció expresamente la colaboración prestada—, sede habitual en esta época del año, acogió ayer la presentación del número 51 de la revista digital trimestral Ars Creatio, correspondiente al verano de 2018. En esta edición, los lectores cuentan con un artículo científico de Manuel Sánchez Angulo, el cómic de Fran Morales, un ensayo de Modesto González Lucas sobre la figura de Dionisio Ridruejo, los poemas de José Antonio Pamies, María Sentandréu y Rosalía Estela Salas, y los relatos de Manuel Pérez García, Miguel Sánchez Juaneda y Fuensanta Estremera. La historia de la asociación cultural Ars Creatio continúa escribiéndose en la sección de noticias, que incluye, ente otros, los capítulos de la pasada primavera, detallados en lo que supusieron el especial número 50 de esta misma revista y las segundas jornadas dedicadas a las lagunas.
Otro aspecto importante de esta entrega es la publicación de los relatos ganadores de la undécima edición del concurso más característico de dicha asociación, «Una imagen en mil palabras». Basándose en dos fotografías, los participantes escriben un relato inspirado en cualquiera de ellas con la única condición de que contenga la cantidad exacta de mil palabras. El original formato de este certamen literario ha hecho que Ars Creatio sea conocido en todo el mundo por los autores de habla hispana. Este año, además, tenía el aliciente añadido de la cuantía de los premios, 500 euros por cada uno de los dos ganadores. Este certamen cuenta con el patrocinio del Instituto Municipal de Cultura Joaquín Chapaprieta. Ambas fotografías fueron cedidas por su autor, Joaquín Carrión, que por este motivo recibió un reconocimiento de Ars Creatio, de manos de su presidenta, Josefina Nieto.
Después de calificar los trabajos presentados y de la pertinente deliberación, el jurado (compuesto por Antonio Sala, María Benavent y José Miguel Toro) acordó conceder los siguientes premios: en la foto 1, al relato El país de Nunca Jamás, cuyo autor es Francisco José García Nieto, residente en El Carmolí (Murcia); en la foto 2, al relato El préstamo, cuya autora es Lourdes Aso Torralba, residente en Jaca (Huesca).
Obra del propio conferenciante, Nahúm Méndez Chazarra, es la portada de esta revista, una imagen de la galaxia de Andrómeda. Aun siendo una de las más cercanas a nosotros, su luz tarda en llegarnos más de dos millones y medio de años. Está formada por miles de millones de estrellas, y aproximadamente dentro de cuatro mil millones de años chocará con nuestra galaxia, formando entre las dos una nueva.
Nahúm Méndez Chazarra nació en Rojales en diciembre de 1983. Es divulgador científico, especialmente de temas relacionados con la geología planetaria. Actualmente colabora con el proyecto «HiTranslate» de la Universidad de Arizona, con el que se intenta acercar la geología planetaria al público en general. También escribe en Naukas y Principia y colabora en los podcast de Geocastaway y en la sección de ciencia de los lunes de la Cadena Ser Elche.
En su conferencia, titulada «Geología planetaria: buscando vida más allá de la Tierra», nos ilustró sobre diversos aspectos de la geología, que va a ser fundamental para responder a algunas de las preguntas clásicas de la humanidad: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿adónde vamos?… De la misma manera, nos ayudará en la misión de buscar vida más allá de nuestras fronteras en las próximas décadas.
En cuanto a la geología planetaria, sólo podemos contar con lo que se ve, dada la imposibilidad de extraer muestras en la cantidad deseable. Se han tomado de la Luna y se trabaja con restos de meteoritos. En el Universo se han encontrado compuestos orgánicos, lo cual no significa necesariamente que haya vida, porque pueden haberse formado al margen de ella.
Una de las preguntas clave es: ¿cómo se pasa de lo inorgánico a lo orgánico? Se investiga en las rocas que llegan del espacio. Se sabe que la vida empezó en la Tierra hace 4.300 millones de años. Si la hubo en Marte, pudo haberse originado antes que en nuestro planeta. Aunque se viene experimentando en laboratorios, todavía no se ha conseguido pasar de la materia inerte a la vida. Tampoco se sabe si puede haber vida basada en otro átomo distinto del carbono.
El agua tiene una importancia fundamental en la aparición y desarrollo de la vida, de ahí que se busquen lugares donde hace millones de años pudo haberla. Nuestro último ancestro común (Luca) es el primer organismo de donde venimos; fue un tipo de bacteria que vivió en el fondo de los océanos. Al buscar vida, se busca en los planetas de la zona habitable de nuestro Sistema Solar.
Los ocho planetas del Sistema Solar y los asteroides son el mejor lugar para buscar vida. En el primer meteorito descubierto en la Antártida, procedente de Marte, se encontraron formas que pudieron haber sido indicios de que allí hubo vida. Pero los meteoritos también pueden destruir la vida, como los que acabaron con los dinosaurios. Se han descubierto moléculas orgánicas en Marte en una zona donde había un lago, y hoy se está investigando para saber si pudo haber vida. También se está estudiando el origen del metano en Marte.
Los biomarcadores son moléculas orgánicas que sólo aparecen por acción de la vida. La próxima misión a Marte, en 2020, tendrá capacidad para encontrarlos. Los geomarcadores indican si existió en un lugar un ambiente determinado. En Marte se ha encontrado, por ejemplo, yeso o arcilla. También se están buscando biomarcadores de conservación de fósiles, y qué tienen en común con los hallados en la Tierra. Éste es el único planeta del que se sabe fehacientemente que ha desarrollado la vida. Marte se enfrió muy pronto, y se extinguió su campo magnético, perdiendo así la protección del Sol; tuvo agua y una atmósfera densa que desapareció. La próxima misión va a perforar varios metros sobre la corteza del planeta para continuar investigando sobre diversos aspectos.
Los geólogos, con su trabajo, se han dedicado a deteriorar el planeta Tierra (prospecciones petrolíferas, minería, etc.). Conscientes de esa actividad destructora, por la geoética, se procura que no llegue vida desde la Tierra hasta otro planeta por si acaso alterara o destruyera la que pudiera desarrollarse en éste; de ahí que, cuando se envía una nave al espacio, se haga en condiciones de esterilidad, para que no sobreviva ningún microorganismo. Las formas de vida en la Tierra son resistentes.
La geología es fundamental para el desarrollo de la vida. Si un planeta tiene cierta temperatura, favorece la formación de nutrientes y de condiciones. La mayoría de océanos del Sistema Solar están debajo de la corteza. El conferenciante ofreció datos, en estudio actualmente, sobre el asteroide Ceres y varios satélites de Saturno. Probablemente Plutón, pese a su enorme distancia con el Sol, tenga un océano por debajo de la superficie, lo cual indicaría que es caliente por dentro.
Siguen descubriéndose planetas fuera de nuestro Sistema Solar, de los que se conocen unos 8.000. El sistema más cercano al Sol es el Alfa Centauri, del que se han extraído datos que permiten profundizar en este aspecto.
Incluso se busca vida inteligente en el espacio, por medio de emisoras (proyecto SETI, que emite 4’5 terabytes por hora) mediante las que se pueda establecer comunicación con otras civilizaciones; si bien no se ha conseguido hasta ahora. Se ha enviado información a 25.000 años luz, por medio de símbolos, por si le llega a alguien en el espacio que esté condiciones de captarla, independientemente del tiempo que tardemos en recibir la respuesta. Nuestra galaxia tiene un diámetro de 100.000 años luz. La galaxia de Andrómeda está a 2’5 millones de años luz, por eso vemos una imagen fósil de ella.
Con respecto a la paradoja de Fermi: si hay tantos planetas, billones en el Universo, cuya historia recorre 13.500 millones de años, ¿por qué no hemos descubierto vida fuera del nuestro?, se plantean las siguientes posibles respuestas a esa pregunta:
1. La vida es algo raro o no existe más vida en el Universo.
2. No han aparecido otras especies inteligentes.
3. No tienen la tecnología suficiente para emitir.
4. Nos destruimos (nosotros mismos o unos a los otros).
5. No escuchamos en la emisora adecuada.
6. Todos escuchamos, nadie emite.
7. Están muy lejos.
8. Hemos llegado muy pronto o hemos llegado muy tarde.
En conclusión, cuando se emprende esta búsqueda de vida en otros lugares, es porque nos interesa saber de dónde viene la nuestra.
Para terminar su apasionante charla, Nahúm Méndez Chazarra respondió a las interesantes preguntas formuladas por el público, antes de recoger su recuerdo de Ars Creatio. Ana Meléndez subrayó que, además de la preocupación que podemos tener por otras civilizaciones que supuestamente nos amenacen, nosotros mismos, aun involuntariamente, podemos ser una amenaza para otras vidas. En este apartado, como remarcó el ponente, debemos aprender de los errores cometidos en el pasado para no volver a cometerlos en el futuro.

Antonio Sala Buades


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