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No estás sol@

Entrevista en homenaje a Vicente Onteniente “Cordeles” por sus 25 años dedicados a la ayuda de personas con problemas de adicción

Vicente Onteniente Sala “Cordeles”, Presidente de Honor de GAEX

 Yessica Maciá

 Asi? es el lema de la asociacio?n GAEX (Grupo de Amigos Exadictos), presidido y fundado por Vicente Onteniente Sala el 13 de septiembre de 2002 -aunque oficialmente el an?o siguiente-, quien se define ante todo como un adicto. Vicente ha sido, con ello, promotor de asociaciones de rehabilitación que tratan todo tipo de adicciones en Torrevieja (Alicante). Tras su labor durante ma?s de 25 an?os, ha sido condecorado como ‘Presidente de honor’ tras el cambio en la directiva. La asociación, sin ánimo de lucro y sin ningún tipo de subvención, se ha mantenido durante 15 años a partir de medios propios y la colaboración de todos los socios, tanto rehabilitados y como los que están en proceso. “La adicción anula por completo al ser humano”. Esas son las palabras que emplea para contarnos su experiencia en ambas partes: como la del adicto y como la del rehabilitador.

¿Cómo surge la iniciativa de ayudar otros en la misma situación que usted atravesó en su momento, es decir, la adicción?

La historia es un poco larga. Yo empecé en una asociación, cuando yo fui a dejar el alcohol. Antes no existía GAEX sino que era APAEX (Asociación Provincial Alicantina de Exalcohólicos). Que tampoco entré porque ningún adicto quiere reconocer que tiene un problema, sino que tiene que ser siempre porque lo lleven o vaya por algún motivo. Entré por mi mujer, que me llevó APAEX. Conseguí entrar, cuando vi que era lo que yo quería, dejar el alcohol, vi que sí podía y estuve 11 años. Al año de estar en APAEX, el presidente tuvo que dejarlo y yo me tuve que hacer cargo de esa asociación con nada más que un año de experiencia.

En mi época, todos los hombres éramos adictos solo del alcohol. Pero ya en APAEX vi que entraba mucha gente joven que no solamente era eso, sino que iban por más sustancias. Pero en aquella asociación, que era Asociación Provincial Alicantina de Exalcohólicos, nada más que podíamos tratar el alcohol. Entonces, decidí dejar APAEX porque ya eran 11 años y aquello no funcionaba como la forma en que yo quería ayudar a las personas. Dejé APAEX y a los cuatro meses vino a pedirme ayuda un chico a cuyo padre había ayudado a dejar el alcohol y lo saqué. Fue su mujer a mi casa a pedírmelo, pero yo le dije que no, que ya lo había dejado, que no quería volver a empezar de nuevo. Pero aquella mujer decía que la única persona que podía ayudarla era yo porque había ayudado a su padre. Bueno, pues empezamos en mi casa, en el despacho que tengo, empezamos dos personas, aumentamos a tres, a cinco, hasta que nos juntamos en el salón de mi casa 28 personas. Cuando ya no cabíamos, nos traspasamos a una casa que me dejaron, pero lo que sí que hicimos en esta sociedad que fundamos era buscar un nombre que englobase todas las sustancias. Y como éramos un grupo de amigos y todo el mundo que está con nosotros ya no consume, que son exadictos, lo llamamos Grupo de Amigos Exadictos. Adictos seremos siempre, pero estamos en abstinencia. Y esa es la base por la que fundamos GAEX.

En Torrevieja ha sido reconocido con el premio Diego Ramírez –uno de los más importantes de la ciudad– por su trabajo y esfuerzo en ayudar a un gran número de personas con una situación similar a la suya. ¿Qué ha significado para su labor?

 Ese es el premio más grande de la ciudad, lo que pasa es que se ha estado desviando porque era para aquella persona o entidad que trabaja ayudando a personas sin ánimo de lucro. Pero hoy en día al parecer ya no se sigue ese criterio y por tanto no se cumplen los fiens para los que se creó. Pero más que para mi trabajo como presidente, ha significado para mí como adicto, porque sólo alguien humilde puede ayudar del mismo modo que le han ayudado. Yo siempre he pensado, aunque se rían de mí, que Dios me hizo adicto para ayudar a los demás.

¿Y cómo se siente llevando esa responsabilidad que tanta gente le ha confiado?

Las palabras salen. Yo no puedo explicarte qué es lo que hago, qué es lo que siento. Pero simplemente te tiene que salir de dentro, del trato humanitario de pensar que como igual que esa persona que viene a pedirte ayuda, yo estaba ahí. Yo estaba alcoholizado perdido, y si yo he conseguido vivir, sé que puedo ayudar.

 Ya nos ha dejado ver algo de su vida personal. Centrándonos más a fondo en su postura como adicto, ¿qué es para usted esta condición?

 Un adicto es una persona que pierde la voluntad de sí mismo, que pierde todo el poder sobre ella, que puede anteponer la adicción a su familia. Si a mí, mi mujer me decía que si el alcohol o ella, yo le abría las puertas para que se fuera. Pensaba que no podía dejarlo por miedo a pasar el síndrome de abstinencia tan malo que es. En el adicto hay dos personas dentro de él: el humano y el adicto, y cuando el adicto quiere echar a su cuerpo eso que reclama, es más fuerte que la propia persona. La adicción anula por completo al ser humano.

Entonces, ¿puede uno darse cuenta por sí mismo que es un adicto?

 Uno sabe que tiene un problema, pero le da miedo a reconocerlo por el síndrome de abstinencia. Siempre decimos que lo podemos controlar; buscamos a otra persona que consuma más para poderse autojustificar por lo que está haciendo. Siempre tenemos una manipulación. Porque el adicto lo que hace es mentir y manipular, hasta el extremo de que manipula su propio cerebro. Y es que cuando un adicto recae es por eso, porque dice “si me tomo una no pasa nada, con todo lo que sé. Si me tomo una no voy a recaer en lo que yo era antes después de lo que he vivido”. El adicto quiere y manipula al humano, que sabe que no puede tomarla.

¿Y es posible salir de ese problema sin ayuda, por uno mismo?

 Tiene que ser por uno mismo. El adicto que viene por algo o por alguien, siempre va a tener la excusa perfecta para recaer. A todos los tienen que traer de alguna forma, pero cuando pase esa puerta, debe darse cuenta por sí mismo. En el momento que lo hace por uno mismo, no tiene ninguna fuga para recaer, y vive en paz consigo mismo. Fíjate si te digo que yo estoy orgulloso de ser alcohólico. Antes de serlo nadie me conocía, ni me quería ni me respetaba. Una vez que lo soy, lo reconozco y lo digo; incluso salí en Tv Torrevieja a contarlo. A raíz de ahí, puedo hablar con quien quiera, me respeta todo el mundo, me dieron un Diego Ramírez.

 ¿Es necesario recaer y equivocarse para aprender a salir de la adicción?

 No. Yo no he recaído. No recaer es cuando entras por la puerta de una entidad, aceptar la enfermedad que tienes, dejarte llevar por los que te van a ayudar y trabajar día a día tu enfermedad.

¿Usted ha llegado a “tocar fondo”?

 Yo he tocado fondo.

¿Y cómo es eso?

 El tocar fondo es que sí o sí a las 5 de la mañana te tienes que levantar para irte a beber. Cuando un adicto está 4 o 5 horas sin meter la sustancia en su cuerpo, no lo puede controlar. Empieza a consumir, mentir, engañar, manipular… Eso es tocar fondo: perder el control de ti mismo. No puedes dejar de consumir. Es un sentimiento de culpabilidad.

 ¿Qué supone para las familias un adicto?

Nadie quiere tener una lacra. Hay enfermedades normales y corrientes, aceptables. Pero si tú dices que tienes en tu familia un alcohólico, un cocainómano… Son enfermedades que suenan mal. Y tienes que aceptarlas. En un principio, para el familiar es muy difícil aceptarlo, dar la cara. Pero cuando el familiar ve que entrar en las puertas de la asociación le da la felicidad de su vida, al familiar ya le da igual. Encantados. Y también te digo es que lo importante de un adicto, si el familiar que tiene viene a terapia con él, es que lo está apoyando y el adicto se siente valorado. En cambio, si el familiar se descuelga, el adicto recae. Lo que hay que valorar siempre es la felicidad de tu familia. Siempre.

 ¿Llega uno a recuperarse completamente?

 Buena pregunta. Tienes que aceptar que la rehabilitación es constante y diaria. Y que cada día es una experiencia nueva. Cada día es distinto y tienes que vivirlo. Pero ese día se te puede presentar una mentira o una manipulación. Cuando el adicto se permite uno de ellos un día, vuelve a recaer. Entonces tiene que estar constantemente pendiente de ti, de no dejar que salga del adicto que hay en ti ni una frase.

 ¿Qué supone GAEX para su vida o para la de cualquier adicto, día a día, en esa rehabilitación constante?

 GAEX en la vida de un adicto es un cargador de batería. Cada día venimos, recargamos pilas, recordamos quiénes somos, por qué estamos aquí y nos podemos enfrentar al día siguiente. Dejarlo no es rehabilitarse. Dejarlo es muy fácil; lo difícil es el trabajo de cada día.

 ¿Cómo es la rehabilitación de una droga socialmente aceptada y, además, legalizada, como el alcohol?

 El tabaco también. Es una de las drogas que más difíciles son de dejar, porque son hábitos. Y la otra es el alcohol. Lo que más le cuesta al alcohólico es aceptarlo, y aceptar que no se quiere beber, no que no se pueda. Si pensamos que no podemos, vamos a volver a recaer. El alcohólico debe aceptar la enfermedad que tiene, porque de ahí entenderá lo que ello supone y no querrá. Yo no estoy en contra del alcohol; simplemente, no quiero beber porque me ha hecho mucho daño. Y su lucha es diaria, porque el alcohol es un hábito y te lo encuentras diariamente. Un adicto del alcohol que no esté bien rehabilitado nunca va a ser feliz y nunca va a estar en paz consigo mismo.

 En su opinión, ¿es preocupante el número creciente de adictos?

Ahí me has dado. Pues yo he estado en muchos congresos, y tras ellos la conclusión a la que he llegado que la forma de erradicar la adicción es una tercera generación. En mi casa, cuando era joven, era normal en la mesa beber con vino y fumar después de comer. Mi padre lo hacía. Viene mi generación y mis hijos veían en la mesa el alcohol y después a fumar. Voy a la tercera generación: mis nietos. Mis nietos no relacionan nada de eso. Ellos ven el agua y la coca-cola, y después de cenar no fuma nadie. Por tanto, hay que darle las charlas más a los padres que a los hijos, porque si esos críos le hubieran dado una buena educación sus padres sobre lo que son las sustancias como el alcohol o la cocaína, esos críos llevarían más cuidado. Pero como salen a la calle y lo desconocen, la gente les incita a probarlo. Y lo prueban.

Y si usted tuviera la oportunidad de hacer algún tipo de cambio tanto en la política del Gobierno, las costumbres, etc., ¿qué haría para evitar este asunto que se está convirtiendo en un problema social?

 Yo haría en todos los institutos, que es la principal fase, una clase a la semana de drogodependencia. Y otra para los padres. Yo a la gente joven los implicaría en los deportes. Hoy en día los jóvenes no saben divertirse sin ponerse hasta el culo, y para eso salen. Les explicaría que no se sabe cuando se pasa del uso al abuso, y del abuso a la tolerancia. Que cuando se franquea esa línea, no hay vuelta atrás.

LAS TERAPIAS DE ESPEJO

 Las terapias de espejo, nos explica Vicente Onteniente, consisten en “contar la vivencia de uno mismo; es que tu cuentas lo que has vivido y todos los adictos somos fotocopias, es decir, que la conducta de todos los adictos viene a ser la misma, simplemente que cada uno tiene una substancia porque el adicto es la persona y luego se le agrega (al término) el nombre de la sustancia. El adicto busca un efecto, da igual qué nombre le pongamos. Cuando un adicto, no se deja toda la sustancia, que se deja una puerta abierta, nunca será un adicto rehabilitado”.


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One Response

  1. El mejor Presidente fue Onteniente SalaS .
    Contar la historia bien,si la conocéis.

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