Objetivo Torrevieja

Un grupo se encaminó hasta el Palacio de Justicia para exigir la puesta en libertad de los apresados, lo que provocó la intervención de los GRS de la Policía

RAFA BALLESTER | La Verdad

Álbum pinchando sobre la foto

Las inmediaciones del Palacio de Justicia fueron el escenario de un campo de batalla entre la comunidad senegalesa, que obligó a desviar el servicio de la estación de autobuses salinera, y las fuerzas de seguridad, entre efectivos de la Guardia Civil y Policía Local. La detención de al menos cinco manteros por tenencia de material falsificado provocó una marcha hasta la misma puerta de los juzgados, donde un grupo de veinte agentes de la Guardia Civil, mantuvieron a raya a más de cincuenta compatriotas de los cinco africanos arrestados, a los que se les acusa de atentado contra la autoridad, según informó a este medio el abogado de la defensa.
Los hechos se remontan a la noche del domingo, con la detención de dos manteros en la calle Gumersindo, que obligó a movilizar a miembros de la Policía Local y Guardia Civil. El altercado provocó que muchas personas, sentadas en los restaurantes de comida turca instalados en la zona del Baluarte, abandonaran las terrazas, antes de que el conflicto pasara a mayores, pero no fue así.
Tras esta actuación policial agentes del Grupo de Respuesta (GRS) de la Policía Local volvieron ayer por la mañana a perseguir a estos vendedores por las inmediaciones del Paseo de la Libertad.
La persecución les llevó hasta Torrevejenses Ausentes, donde la Guardia Civil consiguió detener a más manteros. A partir de ese momento, una marcha de senegaleses, muy molestos con las constantes persecuciones que están sufriendo, se encaminó hasta el Palacio de Justicia, donde se vivieron momentos de mucho miedo entre vecinos y asistentes por el giro de los acontecimientos.  Aunque antes extendiern mobiliario de lo sbares y terrazas de la calle Ramón y Cajal, dándose la corcunstancia de qu un equipo de Televisión Vega Baja que tomaba imágenes, fue agredida y al encerrarse en su automóvil fueron violentamente zarandeados.
La actividad en los juzgados de la ciudad salinera comenzó alrededor de las dos de la tarde y durante la jornada vespertina, a las puertas del palacio, se cruzaban los subsaharianos enrabietados con los que aparentaban mayor calma e intentaban sosegar los ánimos. Un pequeño grupo hablaba con uno de los agentes de la Guardia Civil, en un tono calmado, mientras la parte más radical de los manteros hacía mostrar su enfado con gritos hacia el cuerpo militar.
En ese momento, la calle Patricio Zammit ya estaba tomada y cortada al tráfico, pero, después de dos horas, los africanos hicieron más visible su protesta e indignación y decidieron sentarse en la concurrida avenida Habaneras.
Al principio, solo fue eso, una sentada tranquila que rápidamente empezó a entorpecer el tráfico. Poco a poco, el ánimo se fue caldeando, y los subsaharianos decidieron montar una barricada improvisada con los contenedores de reciclaje de papel y plásticos. El nerviosismo y la rabia se hicieron patentes. El grupo de coléricos se hizo con el control de la situación y algún conductor se encontró con una enérgica prohibición del paso. Como consecuencia todos los servicios de la estación municipal de autobuses tuvieron que ser desviados hasta las proximidades del colegio Cuba, con el consecuente malestar para los viajeros.
En esos instantes, un grupo de antidisturbios de los GRS, se instaló tras la barrera formada por los guardias civiles que ya estaban en la puerta de los juzgados. Esta medida enfureció todavía más a los africanos, que con botellas de vidrio, recogidas de un contenedor verde de reciclado, intentaron agredir a los agentes. Por suerte, los cuerpos de seguridad contaron con unos aliados incansables, los propios compañeros senegaleses colocaron una nueva barrera, por delante de todos los agentes de seguridad, para impedir que los más cabreados llegaran hasta allí.
Mientras tanto, se escuchaban las botellas quebradas por algunos subsaharianos contra el suelo para amenazar con los cuellos rotos a los antidisturbios, que exhibían sus escudos y sus escopetas cargadas de pelotas de goma. Finalmente, todo quedó en una calma muy tensa, reavivada de vez en cuando durante toda la espera ante el Palacio de Justicia. Finalmente, cerca de las siete de la tarde, los africanos se sentaron frente a los juzgados a la espera de la liberación de sus compañeros.

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