Redacción/Fotos: Alfonso/Pedro
El 50º Aniversario del Día del Ausente, fue un día cargado de recuerdos.
Recuerdos, de los que tuvieron que emigran.
Recuerdos, de los que han venido a Torrevieja a vivir.
Coincidiendo con la conmemoración de aquel 7 de diciembre de 1960, pero 50 años después, Torrevieja volvió a vibrar al recibir a aquellas personas que tuvieron que emigrar. Fueron minutos de recuerdos, horas, días y años, que pasaron en un instante por la mente. Eso mismo me pasó a mi por la cabeza, pero a la inversa, cuando recordaba la primera vez, que aterricé aquí hace ya más de 21 años, parece que fue ayer, por aquel entonces, eran solo unas vacaciones, y así un año y otro, fui conociendo sus gentes, sus tradiciones, sus fiestas, su Semana
Santa, y poco a poco me fueron cautivando, a raíz de ver aquellas procesiones en el año 90 (todavía recuerdo que la del Viernes Santo tuvo que ser suspendida por la lluvia, saliendo a las 3 de la tarde del sábado, a plena luz del día), comenzó mi afición por todo lo que conlleva la Semana Santa, pasando de ser otro espectador más, a integrarme y vivirla plenamente, pareciendo en la actualidad, mi casa, un museo. Otro de los recuerdos que tengo, fue cuando el día de la Virgen del Carmen en 1994, comencé a cantar con el Coro Arciprestal de la Inmaculada, que buenos momentos, y así muchos. Llegado 1998, tuve la oportunidad de realizar una exposición en el Casino, GRACIAS, a todas aquellas personas que me abristeis las puertas para que fuera posible, Inma, Reyes, Pepe Lorenzo, Tomás Martínez, entre otros, porque hicisteis que me sintiera un torrevejense más. Por todos estos motivos, hace 9 años, decidí que esta sería también mi casa, porque me acogisteis con los brazos abiertos. Ya, afincado aquí, he seguido integrándome, en todo lo vuestro, que ahora, es mío también, pero eso sí, sin olvidar mis raíces, mi Aranda de Duero, a la que añoro, ya que es la que me vio, nacer, igual que a mi madre y a mi abuela, y a la que espero poder ir de vez en cuando.
Solo he nombrado a algunos, de aquellos inicios, ahora sois tantos, los que me habéis hecho de vuestra familia, que no tendría sitio para nombraros a todos, también me habéis permitido informaros de lo que pasa en el día a día, que aunque no será de los noticiarios, más importantes de la ciudad, pero si el que más guerra dá, incluso la persona que convive a mi lado y con la que comparto mi vida, es de Torrevieja.
Reconozco que cuando sonó el Himno a Torrevieja, en la calle Blasco Ibáñez, a la llegada de los Torrevejenses Ausentes, yo también me emocioné y alguna lágrima resbaló por mi mejilla, porque ahora mismo soy Arandino Ausente, pero si por el motivo que sea, algún día, tengo que dejar esta “mi segunda tierra”, yo también me consideraré un Torrevejense Ausente.
Solo me queda por decir dos cosas más, la primera, que ahí quien dice que uno es de donde nace, otros que de donde pace, pero desde mi punto de vista, porque no podemos ser de ambos sitios, de donde se nace y de donde se pace, y para finalizar: ¡Viva la Virgen de las Viñas, mi patrona de Aranda de Duero! y ¡Viva la Purísima Concepción, mi patrona de Torrevieja!
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