Objetivo Torrevieja

Su repentina muerte causó conmoción en toda la ciudad. Esta tarde le despediremos a las cinco de la tarde en la Iglesia de la Inmaculada

Fernando Guardiola

Álbum para el recuerdo

Cuando los ecos del verano se apagaban y nuestra ciudad volvía de nuevo a la sintonía  habitual  tras el verano, ayer domingo una triste noticia recorrió como la pólvora nuestro pueblo. Incrédulos nos llamábamos unos a otros queriendo certificar lo que no queríamos creernos, que una persona tan querida como Diego Pérez Relinque nos había dejado para siempre. Desde ese momento el boca a boca y las redes sociales hicieron de mensajeros de las lágrimas y el dolor trasportando hogar a hogar la triste noticia. Diego solo tenía 59 años, y aunque últimamente no andaba bien de salud, ni sus más íntimos preveían tan fatal desenlace. Como pocas veces en nuestra ciudad el tanatorio se desbordó de personas que con lágrimas en los ojos asistían a arropar con su calor a Fuensanta y sus hijos Carol, Lidia y Diego. Esta tarde a las cinco, la Iglesia de la Inmaculada acogerá sus restos para despedirlos con el mismo amor que el repartió entre todos los que le conocimos.

Breve semblanza

Diego Pérez Relinque nació en  Vejer de la Frontera (Cádiz),  en 1952, y ya en su juventud se trasladó como muchos otros andaluces llamados por el turismo a Benidorm. Allí encuentra el amor de su vida en la persona de una jienense de nombre Fuensanta, se enamoran, se casan y de ahí nacen sus dos primeros hijos, con los cuales hace 24 años llegan a Torrevieja con el fin de iniciar una nueva vida. Recorre la ciudad y repara en un rincón junto a las eras de la sal que entonces era un solar y propone instalar allí un Mini-Golf, algo inaudito en aquel 1986. Pero se hizo realidad y fue como todos sabemos un éxito. Fueron padres de nuevo de una niña y  años después el negocio se trasladó a su actual emplazamiento en el parque del salinero, pasándose a llamar “Mini-Golf Asequión”. Diego desde el principio es considerado a todos los efectos un torrevejense más por su integración total y su vinculación a distintos colectivos locales a los que ha ayudado económica y moralmente a través de su establecimiento de hostelería y recreativo. Entre estas entidades se encuentran ALPE, Esperanza y Vida, la asociación de lucha contra el cáncer, y sobre todo la Asociación de Alzhéimer, y últimamente “Alimentos Solidarios” a los que ofreció no hace mucho 3.000 euros de donativo, reportaje que tuvimos la oportunidad de cubrir y que le ofrecemos para su recuerdo. Por todo ello el 17 de Noviembre de 2007 recogió emocionado el mayor premio que puede recibir un torrevejense, porque nace del pueblo, el Diego Ramírez, que reconocía la labor y el trabajo por los demás que ahora desde el más allá seguirá ofreciendo.

Sus emocionados hijos y esposa,  quieren desde este medio  agradecer las múltiples muestras de apoyo y de consuelo que están recibiendo. Descansa en Paz.

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