El Teatro Municipal de Torrevieja acogió anoche la representación de “Un hombre de paso”, obra dramatizada por Felipe Vega basada en la obra “Un vivant qui passe” de Claude Lanzmann, protagonizada por el laureado actor malagueño, Antonio de la Torre, acompañado por María Morales y Juan Carlos Villanueva, dirigidos por el cineasta Manuel Martín Cuenca.
En un escenario con una decoración impersonal que marca el campo de juego de los personajes, con varias mesas de cafetería dispersas con grandes espejos de fondo que tenuemente dibujan figuras del campo de concentración, transcurre la obra que narra como el escritor Primo Levi (Juan Carlos Villanueva), y Maurice Rossel (Antonio de la Torre), exmiembro de la Cruz Roja Internacional, en el campo de exterminio de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial, coinciden en torno a una entrevista que Anna (María Morales), una periodista incisiva e imparable en pos de la verdad, consigue hacerle a Rossel en presencia de Levi. Todo sucede en 1984 y en Turín, en la cafetería del hotel Roma.
En la entrevista, el campo de exterminio de Auschwitz, en el que permaneció durante diez meses Levi, químico de profesión, no parece ser el mismo lugar que vio un Rossel, comisionado de Cruz Roja, a través de un largo informe en el que no había ni hornos crematorios, ni hombres cadavéricos obligados al silencio absoluto, ni ancianos, niños y mujeres enfrentándose a la antesala de su muerte. A través de las preguntas de Anna, las contradicciones del responsable de Cruz Roja salen a flote provocando aún mayor dolor en quién pregunta que en quién se empeña en no ver lo que no quiere ver.
Levi, que abandona muy pronto la entrevista porque no puede soportar la mirada dulce y exculpatoria que Rossel expone a Anna, vuelve al final del montaje a poner los puntos sobre las íes, y a devolver la dignidad y la decencia a los miles y miles de judíos, gitanos o personas con discapacidad de todos sexo y edad que perdieron la vida y la posibilidad de una mirada inocente sobre la existencia humana tras su paso por los campos de exterminio nazis. Pero también para alertar al público de que “todo es posible”, de que no hay que bajar la guardia nunca porque episodios como esos podrían volver a repetirse en la historia de la humanidad.
El público aplaudió la obra con entusiasmo, y con un corazón encogido y más en un tiempo que estamos viendo que hasta la historia es capaz de repetirse.
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