Ayer día oficial de luto local por la repentina muerte del que fuera concejal de Asuntos Sociales, Tomás Ballester, cientos de personas abarrotaron la Plaza de la Constitución y el interior del Templo de la Inmaculada Concepción, para despedir sus restos. Tres vehículos en los que se portaban más de treinta coronas y ramos de flores enviados desde todos los estamentos y asociaciones, que se han beneficiado del buen hacer de Tomás durante su vida, precedían al coche fúnebre con el cuerpo de Tomás, que fue portado hasta el interior de la Iglesia, por el alcalde de la ciudad, Eduardo Dolón y varios concejales, mientras el público irrumpía en un largo aplauso.
La ceremonia de despedida, fue oficida por el párroco, Manuel Martínez Rocamora, que exhortó a todos a seguir el ejemplo de vida de Tomás. María Ortigosa al órgano y la voz de la soprano Belén Puente, pusieron la música a un funeral, en el que los rostros de los presentes aparecian las lágrima y el dolor por la muerte de un hombre bueno. Las notas del “Ave María” y la despedida del féretro con “La vida es bella”, nos encogió el corazón.
A la salida del Templo fueron cientos de amigos de la familia los que quisieron arroparles, mientras entre una ovación cerrada de un pueblo que duró hasta que se perdía de la vista el cortejo dió el adiós al último viaje a la eternidad, donde permanecerá siempre, pues su obra es eterna y se recordará siempre.
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