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El impacto psicológico de la cuarentena y cómo reducirlo. Un análisis de la revisión de Samantha K. Brooks & Co.

Dana Mrozowicz Gaudyn
Lic. en Psicóloga por la Universidad Miguel Hernández de Elche
Especialista en Psicología de la Salud
Colaboradora voluntaria de GAEX Torrevieja

Recientemente recibíamos desde nuestras casas la noticia de la ampliación del estado de alarma y con ello la duración de la cuarentena hasta el próximo 11 de abril. Para muchos vecinos y vecinas que ya están experimentando consecuencias negativas del recogimiento, esta noticia llegó como un balde de agua fría. La separación de nuestros seres queridos, la percepción de falta de libertad, la preocupación constante por nuestra salud y la de los nuestros y por supuesto, el aburrimiento, pueden hacernos experimentar distintos niveles de desajuste durante este encierro colectivo, desde enfrentar pequeñas incomodidades o malestar a tener que soportar altos niveles de estrés y ansiedad.

Expertos y líderes saben que la cuarentena es una medida que conlleva consecuencias para la población, sin nombrar aquellas que afectarán a la economía, sin embargo, no pueden negarse los beneficios de adoptarla, sobre todo cuando son incalculables; en forma de vidas humanas. Con el objetivo de recabar información fiable que pueda ayudar a los gobiernos a tomar decisiones en estos momentos, el Dto. de Medicina Psicológica de la King’s Collage de Londres, ha realizado una revisión sobre las consecuencias negativas de la cuarentena y estrategias para reducirlas. Este trabajo, autoría de Samatha K. Brooks, doctora en psicología, y su equipo, engloba 24 estudios y refleja la experiencia de miles de sujetos que debieron someterse a cuarentena por distintos motivos (p.ej., posible exposición al Ébola o SRAS-CoV).
Este artículo pretende traducir y acercar las conclusiones más relevantes de la revisión inglesa anteriormente citada a los ciudadanos y ciudadanas de Torrevieja, deseando que pueda aportar una herramienta más en estos momentos.

FUENTES DE ESTRÉS (ESTRESORES) DURANTE LA CUARENTENA
Los estudios analizados por Samantha K. Brooks & co. desvelan las mismas preocupaciones que muchos hemos experimentado estos días. Es útil recordar que estas sensaciones, a veces percibidas con gran angustia, son una reacción natural de nuestro organismo a una situación anormal y pasajera. A continuación exponemos algunos de los estresores más destacados reportados por los estudios contenidos en esta revisión rápida londinense.
– Duración de la cuarentena
La relación entre la duración de la cuarentena y la gravedad de las consecuencias no está clara, sin embargo, un estudio encontró diferencias significativas entre los sujetos que habían estado en cuarentena más de 10 días frente a los que habían estado confinados por menos tiempo, presentando los primeros mayores niveles de síntomas de estrés post-traumático.
– Miedo a la infección
Según los datos hallados, las personas en cuarentena podrían desarrollar más emociones de miedo por su propia salud y por infectar a otros que aquellos que no han sido confinados. Los datos sugieren que en los casos en los que el sujeto experimenta, durante la cuarentena, algún síntoma físico potencialmente relacionado con el virus, el nivel de preocupación podría agravarse pudiendo durar hasta varios meses.
– Frustración, aburrimiento y emociones alteradas

La pérdida de nuestra rutina cotidiana y del contacto físico con frecuencia causan aburrimiento, frustración y sensación de aislamiento. Esta frustración aumenta marcadamente cuando la persona siente que no puede formar parte de las eventos sociales no presenciales y otras actividades mediante el teléfono o Internet. Algunos de los estados alterados que reportan los participantes de esta revisión son cansancio, desapego de los otros, miedo, ansiedad, síntomas de depresión, irritabilidad e ira, insomnio, falta de concentración, deterioro del rendimiento y alteraciones del sueño.
– Suministros inadecuados

No tener suficientes suministros básicos (p.ej., comida, agua, ropa, comodidades) durante la cuarentena fue una fuente de frustración para muchos sujetos de estudio, y se asoció a sensaciones de ansiedad e ira hasta de 4 a 6 meses después de romper el confinamiento. También, no poder recibir las recetas médicas habituales fue reportado como un estresor por algunos de los participantes.
– Carencia de información sobre salud pública
Muchos participantes de los estudios analizados reportaron la falta de información por parte de las autoridades de salud pública como un estresor importante, así como falta de claridad en protocolos de actuación y transparencia, creando confusión sobre el propósito de la cuarentena.
– Problemas económicos
Las preocupaciones económicas derivadas de la congelación de la actividad comercial son un añadido a la situación de confinamiento. Muchos se vuelven dependientes de sus familias para poder soportar financieramente el aislamiento, lo que muchas veces es difícil de aceptar y puede ser fuente de conflicto y malestar. En los estudios revisados, se encontró que la pérdida económica resultante de la cuarentena fue un factor de riesgo para síntomas de trastornos psicológicos una vez levantado el aislamiento.

¿QUÉ PODEMOS HACER PARA MINIMIZAR LAS CONSECUENCIAS NEGATIVAS?
– Actitud altruista como factor de protección
La mayoría de los efectos adversos de la cuarentena están causados por la imposición de la restricción de nuestra libertad. Cuando la persona percibe la cuarentena como voluntaria, esto se asocia a menores niveles de estrés y menos complicaciones a largo plazo. Reflexionar sobre nuestras motivaciones altruistas para someternos al aislamiento voluntario y destacarlas, recordar que uno de los objetivos es, no solo protegernos, sino proteger a los más vulnerables, puede ser una buena estrategia para minimizar algunos de los efectos adversos.
– Miedo a infectarse o a infectar a otros

Es beneficioso recordar que un nivel ajustado de alerta y preocupación está relacionado con una mayor adhesión a las indicaciones y por lo tanto, probablemente un mejor cumplimiento de las medidas de seguridad sanitaria. Sin embargo, en niveles exacerbados puede ser fuente de un intenso malestar. Es importante recordar las normas oficiales facilitadas por las autoridades y atenernos a ellas, intentando no dedicar excesivo tiempo a la búsqueda de información adicional, ya que esto nos causará más ansiedad, pero no nos servirá necesariamente para estar más protegidos. Aquellas personas que experimenten algún síntoma durante el encierro, pueden beneficiarse de recordar que no todos los síntomas son indicio de positivo en coronavirus, pero es importante, ante cualquier duda, contactar telefónicamente con los servicios sanitarios para decidir cuál será la actuación adecuada.
– Frustración y aburrimiento
En la revisión que nos ocupa se muestra como un valor esencial la capacidad de poder comunicarnos con los nuestros a pesar del estado de cuarentena. Los grupos en plataformas telefónicas y las redes sociales cobran un papel importante como fuentes de contacto social. Acciones como saludar telemáticamente cada día a un grupo de gente, fijar una cita vía videoconferencia u organizar con tus pares una actividad on-line pueden ayudar a reducir la sensación de aislamiento, estrés y pánico. Una especial atención necesitarán aquellos grupos que son menos afines a las nuevas tecnologías, como la tercera edad. En estas personas pueden cobrar especial importancia los contactos telefónicos frecuentes con los suyos y, así mismo, puede ser necesaria la asistencia de los familiares más experimentados para entrenarlos en el uso de estas herramientas.
– Suministros inadecuados
Si bien muchos sujetos de estudio reportaron la inadecuada previsión de suministros como un estresor significativo, esto solía hacer referencia a necesidades básicas como agua, comida y ropa apropiada, y en los grupos de personal sanitario, material de higiene y protección. En la situación actual, es importante recordar que los comercios de necesidades básicas siguen a nuestra disposición, para no sumar una fuente más de ansiedad innecesaria. Un objetivo adaptativo podría ser planificar los suministros para estar cómodo, frente a intentar tener todo lo que pueda llegar a necesitar. Otra complicación reportada fue la dificultad de recibir las prescripciones habituales, en este sentido es pertinente recordar que los tratamientos crónicos se han renovado de forma automática en la Comunidad Valenciana y las nuevas prescripciones médicas pueden hacerse por teléfono para evitar que el paciente tenga que acudir a su Centro de Salud.
– Información inadecuada
La incertidumbre produce ansiedad en el ser humano, ansiedad que paliamos buscando información. Con mayor compulsión aún si percibimos la información disponible como escasa o dudosa. Lo único que parece saciar ese hambre es la sensación de que por fin se ha llegado a conocer una gran cantidad de la información existente. Pero en la era de Internet, el contenido es infinito, y bucear en cadena por foros, redes sociales y audios de grupos telefónicos solo parece aportar más incertidumbre y con ello más ansiedad. Un problema añadido es la inmensa cantidad de información falsa a la que uno se expone inevitablemente. Con la aplastante cantidad de noticias falsas e información errónea que existe, es esencial no dejarnos impactar ni compartir noticias que no provengan de fuentes oficiales. Según la opinión de muchos expertos, para que la búsqueda de información resulte beneficiosa para el sujeto, debería realizarse siempre con un objetivo concreto, solo 1 o 2 veces al día y siempre en fuentes fiables.

UN GRUPO ESPECIAL: NUESTROS SANITARIOS
Una conclusión importante se desprende de los datos recogidos por Samantha K. Brooks y su equipo. Si hay un grupo especialmente vulnerable a los efectos negativos de esta alerta de salud pública sin duda parecen ser los sanitarios y otros trabajadores que atienden necesidades básicas. Dos estudios encontraron que el personal sanitario en cuarentena tenía mayor probabilidad de presentar síntomas de trastorno de estrés agudo, síntomas de depresión y estados emocionales alterados. Otros dos estudios analizaron las consecuencias de la cuarentena a largo plazo en empleados de hospitales. En uno de ellos, se encontró que haber sido puesto en cuarentena fue un factor predictivo de síntomas de estrés post-traumático, y en un segundo estudio, los datos sugieren una mayor probabilidad de abuso de alcohol y síntomas de dependencia, incluso 3 años des-pués de terminar el confinamiento, frente a aquellos que no fueron puestos en cuarentena. Otros efectos a largo plazo encontrados en el personal sanitario tienen que ver con una mayor presencia de estrategias evitativas: haber permanecido en cuarentena se relacionó significativamente con minimización del contacto directo con pacientes o el absentismo laboral. Si bien estas consecuencias parecen aparecer también en población general, los datos analizados sugieren que en población sanitaria pueden ser mayores y permanecer durante más tiempo. Los trabajadores de hospitales, además, fueron quienes reportaron más frecuentemente la falta de suministros como un estresor importante.

RECOMENDACIONES PARA AUTORIDADES
Siendo uno de los objetivos de esta revisión de la King’s Collage aportar información que ayude a las instituciones a tomar decisiones, podemos destacar muchas recomendaciones útiles. Un valor único radica en la capacidad de las autoridades de enfatizar el lado altruista de la decisión colectiva de ponernos en cuarentena. Cuando los sujetos perciben que el aislamiento es voluntario experimentan menos consecuencias negativas. Para lograr este factor de protección, la información es la clave. La población debe entender en todo momento qué está pasando y cuáles son los motivos que provocan las medidas restrictivas. En este sentido, mantener una fuente fluida de información fiable es esencial por parte de las autoridades para que las personas puedan experimentar la cuarentena bajo niveles moderados de ansiedad. Cuando el ciudadano percibe que no tiene suficiente información automáticamente busca fuentes alternativas, y esto es una causa importante de la proliferación de la desinformación y las llamadas fakes-news.
Aún tomando medidas para proteger el estado psicológico de la población es de esperar cierta alteración en los sujetos en cuarentena. Estos días hemos visto cómo la actuación de las autoridades a la hora de generar y facilitar actividades on-line o no presenciales, ha sido determinante para muchos, pero no puede descuidarse aquella parte de la población que por falta de contacto con las nuevas tecnologías pueda verse en un aislamiento mayor. En estos días, reforzar y garantizar la disponibilidad y facilidad de acceso a los sistemas de comunicación, como teléfono e Internet, puede ser una cuestión decisiva para una parte de la población.

No puede dejar de mencionarse que un estresor importante para los sujetos de estudio fue la falta de suministros médicos, como mascarillas, guantes y demás material de protección. Es importante recordar que la acción preventiva de nuestras administraciones, tanto a nivel estatal como local, puede tener un efecto determinante en la forma en la que los sanitarios percibirán esta situación de emergencia. Pero más allá de los esfuerzos realizados durante la cuarentena, de los datos analizados se desprende que los trabajadores de hospitales son, no solo quienes mayor probabilidad tienen de presentar síntomas más agravados, sino de mantenerlos a largo plazo. Por ello, parece claro que sanitarios y demás trabajadores de servicios básicos, como seguridad y limpieza, podrían beneficiarse de un apoyo psicológico posterior a la alerta sanitaria. La evaluación, e intervención en los casos que lo requieran, puede ser clave para la recuperación óptima de estos trabajadores.

En cuanto a las consecuencias psicológicas de los problemas económicos causados por la cuarentena, la revisión analizada encuentra que aquellos participantes que tenían un ingreso combinado en el hogar inferior a 40.000$ anuales (36.800€ aproximadamente) mostraban valores significativamente más altos de estrés post-traumático y síntomas depresivos, probablemente, concluye Samantha Brooks, <<porque aquellos con menos ingresos eran más vulnerables a ser afectados por la pérdida temporal de beneficios que aquellos con un nivel adquisitivo más alto>>. En este sentido, parece determinante el papel del estado y las instituciones en los retos que como sociedad tenemos por delante.

REFERENCIA
(1) Brooks, S.K., Webster, R.K., Smith, L.E., Woodland, L., Wessely, S., Greenberg, N., Rubin, G.J. (2020, 26 de febrero). The psychological impact of quarentine and how to reduce it: rapid review of the evidence. The Lancet. Recuperado de https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/32112714

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