Fernando Guardiola
La noche torrevejense se tiñó de luto, durante las más de cinco horas que el cortejo fúnebre del Santo Entierro de Cristo, estuvo en las calles, con un tiempo que se alió con un público, creyentes en su gran mayoría y otros simplemente atraídos por el atractivo turístico que supone ver desfilar un verdadero museo viviente de arte y de fe, que llenaron las calles por donde discurrió la más importante muestra de la pasión y muerte de Jesús: La del Santo Entierro de Cristo. El dolor de los costaleros con solo el alimento de su fe, soportan sobre sus hombros unos tronos que son la representación en cada uno de ellos de un misterio que forma parte de la injusta pasión y muerte de un hombre cuya grandeza, ha traspasado el umbral de los siglos y cuya doctrina, basada en el amor y el perdón, sigue tan vigente como hace más de dos mil años, y que cambio el rumbo de la vida, hasta tal punto que nada fue igual después de su visita, … incluso hasta los tiempos se pararon, para comenzar a contarse a partir de su llegada. La calles de Torrevieja, se convirtieron anoche, en un impresionante escenario, donde se representó, la pasión y muerte de Jesús, mostrada cronológicamente.
Abrió esta hermosa lección, a modo de portada del libro que nos disponemos a leer, una Cruz que llamamos la Convocatoria, tras ella la escena de Jesús junto al pozo de Jacob, donde calmó su sed un mujer de Samaria, acompañados por su propia Banda de Tambores y Cornetas. Esta da paso al primero de los misterios: la noche en que Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía, en la Última Cena, con sus costaleros llevando el trono “por debajo” y que deja el conjunto despejado que cualquier elemento que distraiga su atención que no sea la propia de escena donde Cristo se despide de sus discípulos, con las 13 imágenes talladas por Víctor García y que este año se hacía acompañar de una espectacular banda, la de la Agrupación Musical Ntro. Padre Jesús del Amor de Alhama de Murcia, siendo escoltado por miembros de Protección Civil. Tras la cena, Jesús y algunos de sus apóstoles, se acercaron al orar al Huerto de Getsemaní, un olivar cercano, donde tras ponerse en manos del Padre, fue traicionado por Judas y prendido por los romanos. El paso que lo representa en Torrevieja, es de una belleza extraordinaria y residentes británicos, algunos de ellos anglicanos y de otras confesiones lo portan con la misma fe que cualquier nativo, acompañados por una sección de la Sociedad Musical Ciudad de Torrevieja – Los Salerosos. Tras ser prendido, fue azotado y vilipendiado hasta la extenuación, atado a un trozo de columna del palacio del pretor, escena que representa el Cristo de la Flagelación Torrevejense, cuya imagen con un realismo abrumador, erigida en su sobrio trono de madera negra, está escoltado por cuatro antorchas flamígeras, reproduce con fidelidad el dolor del hombre, acompañado por las cornetas y tambores de de la Banda “Santísima Sangre de Elche”. Lo sigue muy de cerca el espectacular trono, estrenado este año de la misma Cofradía con la Virgen de la Estrella, acompañado por la Banda “Santa Cecilia” de Rojales. Por las calles de Jerusalén, deambulaban asustados los apóstoles que le acompañaban, y cuando eran sorprendidos por la guardia pretoriana, eran interrogados, y uno de ellos, Pedro, el que sería el padre de la Iglesia, fue retenido en tres ocasiones y en tres ocasiones negó su relación con Jesús, tal y como predijo el mismo; “Pedro, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces”. Este trono es portado desde su fundación por gentes de La Mata y estuvo acompañado de la Sociedad Musical Grupo de Torres de Agost. Tras ser azotado Jesús, fue vestido de andrajos y ante su insistencia en que era rey de los judíos, se le coronó de espinas, se le puso como cetro una caña, y asomándole al balcón del palacio, dijeron “Ecce Homo” (He aquí el hombre), ese hombre era Jesús Cautivo, “Nazareno”, una de las imágenes más veneradas en Torrevieja, y que cuenta con una de la más numerosa compañía de pequeños desfilando, simiente de la futura semana santa. El paso fue acompañado por la Sociedad Musical Adagio de Crevillente. Una vez condenado por su propio pueblo, Jesús fue condenado a morir crucificado, como lo eran en la antigua Roma los ladrones y traidores, y pese a la debilidad de su cuerpo se le hizo portar su propia Cruz, hasta el monte Gólgota, a las afueras de Jerusalén, imagen que bajo la advocación de Nuestro Padre Jesús de la Salud, con la Banda de tambores de su Cofradía. Las fuerzas durante el camino, le fallaron en tres ocasiones, y representando una de ellas la imagen de Cristo, cargando con la Cruz, rodilla en tierra, azotado por un sayón y ayudado de Simón el Cireneo, desfiló anoche por las calles de Torrevieja acompañado de por la Banda “L’Artesana” de Catarroja. Los tronos embellecen la tristeza de los diversos pasajes con arreglos florales, fruto de las prestigiosas floristas locales, que parecen querer mitigar con sus colores y olores, el dolor que se respira. En una de esas caídas, una mujer Verónica, se acercó a secar con un paño el sudor y la sangre de Jesús. Quiso enjuagar el rostro del hombre y se llevó impreso en el paño la faz del Dios. Su trono fue acompañado por la Agrupación Alicantina. Un espectacular trono, representa el dolor de una Madre, y al mismo tiempo la esperanza en la salvación y la paz de los hombres a través del sacrificio hijo, la más numerosa de las Cofradías, arropa a María, rota de dolor y con lágrimas en los ojos. Nuestra Señora de la Esperanza y de la Paz, destaca entre todas las imágenes que desfilan, por ser una de las dos que lo hace bajo palio y con una esplendida bandeja de candelas encendidas y que este año ha sido seguida una marea verde y blanca infantil de más de cien componentes. La banda que puso música al dolor de La Esperanza, fue otra sección de la Sociedad Musical Ciudad de Torrevieja – Los Salerosos. Siguiendo cronológicamente el relato evangélico, y una vez llegado al Gólgota, Jesús es despojado de sus vestiduras, las cuales los soldados se juegan a los dados, y es crucificado entre dos ladrones. Aún vivo, es capaz de musitar siete frases, hasta que agotado entrega su espíritu al Padre. la imagen del Cristo Crucificado, es la más imponente de las imágenes que desfilan en la semana santa salinera, siempre marcada por una seriedad y un orden impecable, acompañado de la Banda de la Cofradía Al pie de la Cruz, desolados permanecieron María y el discípulo más amado por Jesús, Juan. y juntos bajo palio, desfilan tras el Crucificado, bajo la advocación de María Santísima del Silencio, acompañados de la Asociación Musical “Los Bemoles” de Crevillente. Una vez pasó el tiempo pertinente, obtuvieron María y los apóstoles permiso para bajarle de la Cruz, una vez descendido, quiso la Madre tomar a su hijo en brazos por última vez, implorando al cielo la Piedad que él no tuvo. Esta escena se representa con una hermosa talla que nos muestra a la Virgen de la Piedad, seguida de su propia Banda de Tambores. Tras su paso, el silencio se apodera de las calles, al paso del trono tallado en madera, que porta a Cristo Yacente, una imagen que impresiona por su realismo, obra de los Hermanos Blanco, acompañado este año de un nutrido grupo de manolas, en honor a Rafael Prat, fallecido el año pasado, que fue presidente de la Cofradía y Capirote de Oro, póstumo este año. Un año más el Vicario, Pedro Payá acompañó el trono que fue escoltado por la Guardia Civil. Tras él y cerrando los misterios pasionales, se yerguen la imágenes de San Juan, con su banda de tambores y cornetas y que guía con su mano a una madre Dolorosa, portando un luto, que es el luto de todos los cristianos por la muerte del Hijo de Dios hecho hombre y rindiendo los honores que merece, las gentes que han recibido el poder y la representación del pueblo, desfilan tras esta enorme muestra del sentir de un pueblo, los sacerdotes, el Diputado Nacional, Joaquín Albaladejo; el vicepresidente de la Diputación, Eduardo Dolón y concejales del PP y de Sueña Torrevieja; fuerzas del orden y representantes de la Junta Mayor de Cofradías. Cerrando este hermoso libro de la pasión, la Unión Musical Torrevejense, que ponen las últimas notas sonora, a esta historia real, que sucedió hace más de dos mil años y que aun sigue viva.
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