Objetivo Torrevieja

Fernando Guardiola

El equipo de Sálvame en pleno "extasis" pasional

Las personas que ayer por la tarde, tras la comida, disfrutaban de unas horas de descanso, después de  la vorágine pasional de los desfiles en los que participamos activamente unos, y de las actividades propias de las vacaciones otros, seguro que si conectaron la televisión y se encontraron  con la “cadena amiga” (Telecinco), no quedarían indiferentes con lo que vieron. La presentadora, Paz Padilla, y casi la totalidad de las “colaboradoras”, aparecieron y permanecieron durante las más de cuatro horas que duró el programa, ataviadas con traje negro y luciendo peineta y mantilla española negra. Según la presentadora, era un “respetuoso” homenaje a la festividad que toda España celebraba del Viernes Santo, y añadió que era una vestimenta que se llevaba hasta en los toros. (¡con una par de ovarios!). Hasta ahí, hasta lo puedo ver lógico, ¡claro!, si de esa guisa el programa se hubiera desarrollado con conexiones con los diferentes puntos del país donde la Semana Santa es algo más que un “espectáculo”,…. pero no, de eso nada, que eso no vende y para eso ya esta “La 2”. Aquí a lo nuestro, debieron pensar. Y dicho y hecho. Imaginen los que tuvieron la suerte de no verlo a Belén Esteban de “manola orante” o a Lidia Lozano, mantilla en ristre, hablando de “cuernos”, de tipos “rompebragas” o despellajando a las ex de los ex, despotricando y utilizando un lenguaje “grueso” para la hora en que se emite, donde el tal Kiko Matamoros de cada dos palabras que emite, una es un insulto o un taco con connotaciones sexuales. Un espectáculo tan denigrante y barriobajero, que lo de la “niña del exorcista” era una pastilla de clorato, comparado con lo vómitivo de la tarde. Una tarde que culminó para más escarnio y sinvergonzonería con una “procesión”, en la que el “trono” que portaban era la imagen de “karmele Marchante”, sobre un colchón, llevada a hombros por colaboradores y público. Algo repulsivo y falto de una delicadeza y respeto a los que creemos en Cristo aberrante. Solo puedo desde aquí, enviarles mi mayor desprecio y decirles a todos esos adoradores del “becerro de Oro” del dinero fácil, que no todo vale por la pasta. Hay que tener un poco más de sensibilidad. Aunque quizá las calderas de Satanás a quien deberían calentarle el aceite es a Paolo Vasile, dueño de la cadena y cerebro de tanta desfachatez en pos del poder mediático. Que de una vez por todas la oficina de control de contenidos estatal tome nota de este tipo de actos que solo proporcionan una imagen de nuestro país típica de pandereta, toros y borracheras. ¡Que Dios os perdone que yo no!

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