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El nombre de María Gil Vallejos vuelve a ser reivindicado por su pueblo natal

A las ocho de la tarde del domingo 3 de julio de 2022, con la presencia de los concejales Ricardo Recuero, Ana Pérez y Rodolfo Carmona, dio comienzo en el Palacio de la Música el sentido recuerdo y homenaje a la pianista María Isabel Gil Vallejos (Torrevieja 1892-Londres 1981).

Álbum, pinchando sobre la foto

Iniciativa de Nataliya Khomyak, contó con la valiosa colaboración del asimismo pianista local Jorge Carrasco y de la asociación cultural Ars Creatio. Como se expresó durante la noche, el objetivo de este acto es constituir un punto de partida para en el futuro ser completado con otros que guarden memoria del nombre y de la trayectoria de la gran artista torrevejense.

Con el título de «María Gil Vallejos, su huella en la prensa», y con un guion de José Manuel Pedrero Cánovas, los lectores Amparo Moreno Viudes, Gustavo Mínguez Vallejos (nieto del maestro Francisco Vallejos, a su vez primo de la homenajeada) y José Miguel Toro Carrasco (autor del montaje fotográfico que ilustró el acto) pusieron voz a diversos textos periodísticos de principios del siglo XX en que se daba cuenta de las veladas musicales organizadas en Torrevieja con la actuación de una joven pianista cuyo nombre pronto tomaría otros derroteros.

Eran tiempos en que las horas libres se llenaban organizando conciertos de música selecta y el paseante quedaba cautivado por las notas que salían de detrás de una reja.

Ya en los años 20 cobraría mayor preponderancia la figura de María Gil Vallejos (hija del maestro Antonio Gil Lucco), con sus desplazamientos a Murcia, Madrid y Londres, donde tras casarse con el musicólogo Arthur René de Deney terminaría afincándose y desarrollando su labor como acompañante de la famosa mezzosoprano barcelonesa Conchita Supervía.

Durante la sesión fueron interpretadas al piano por Nataliya Khomyak y Jorge Carrasco, en distintos momentos, Pensamiento ante el mar-Réverie, de César Cánovas Girada; Seguidillas, de Isaac Albéniz; Nocturno op. 9 n.º 1, de Chopin; y La maja y el ruiseñor, y Andaluza, ambas de Enrique Granados. El público tuvo la oportunidad de escuchar sendas grabaciones de Supervía acompañada al piano por Gil en el Romanç de Santa Llúcia, de Eduard Toldrá; y los Cantares, de Joaquín Turina.

Se recordó que una indisposición impidió la participación en este concierto a la cantante Cora Sánchez Boj. Les fue agradecida su participación al cronista oficial Francisco Sala, por la cesión de documentos fotográficos, y de Joaquín Cánovas Séiquer, por la recopilación efectuada y la labor desarrollada en pro de María Gil Vallejos, que cuenta con la siguiente página en Wikipedia. Completó el trabajo técnico Juan Antonio López Jordán.

Concluyó el acto con las palabras de Nataliya Khomyak, que visiblemente emocionada expresó al público asistente las peculiares emociones vividas en una primavera tan incierta para su país de origen, Ucrania, pese a lo cual se decidió a llevar adelante el compromiso adquirido. Contó su historia personal con la foto de María Gil, cuya mirada se convirtió en habitual en las jornadas de trabajo en la que fue su vivienda natal, la casa familiar del maestro Gil Lucco, que luego se convirtió en sede de la Unión Musical Torrevejense y, en la actualidad, en el Palacio de la Música. A continuación invitó a subir al escenario a la presidente de Ars Creatio, Josefina Nieto, que destacó que su colaboración esta vez había sido de acompañamiento al gran trabajo realizado por los mencionados.

Recordaba Amparo Moreno, en una de las lecturas de la noche, que Manuel Cánovas se había dirigido a su amiga María Gil pidiéndole que no se olvidara de que había nacido en Torrevieja. Ahora, más de cuarenta años después de su muerte en Londres, quizá ya sea momento de dar la vuelta a ese deseo para pedirle a Torrevieja que no se olvide de su ilustre pianista. La primera piedra, precisamente en la que fue su casa —y ante numerosos testigos apellidados Gil, Vallejos o Albentosa—, ya está colocada.


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