Álbum 1, pinchando sobre la foto
Fernando Guardiola
Álbum 2, pinchando sobre la foto
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VÍDEO: Señor me falta la vida
VÍDEO: Saeta al cristo salinero
VÍDEO. Saeta a la Virgen del Silencio
Las campanas de la torre del Templo de la Inmaculada, daban las 11 de la noche y era el único sonido que se atrevía a romper un silencio cauto, cómplice y triste, que unido a la oscuridad que invade la noche, dan un aire de recogimiento y tristeza a una abarrotada plaza de la Constitución que se apresta a recibir la salida del desfile más triste de la Semana Santa torrevejense. Las viejas puertas de la Inmaculada, emiten un “quejío” al abrirse, y dan paso a un ancestral desfile de penitentes, cuyos faroles de forja, albergan una luz triste y monótona, que escoltan a la Cruz de la Convocatoria, que precede a la imponente imagen del Cristo Crucificado, portado por unos costaleros que esta noche reflejan un semblante más triste de lo habitual. El silencio se puede cortar con un cuchillo, ni los numerosos niños que forman parte del cortejo dan muestras de su presencia y solo roto por la banda de tambores de la cofradía que entonan su soniquete tamboril con una tristeza inusitada. El aire se llena de las tristes notas que la Coral “Francisco Vallejos” emite al canto de “Señor me falta la vida” y “Madre del Silencio”, a modo de salutación al Cristo Crucificado y su Madre, que es portada en su nuevo trono rodeado de candelería, acompañada por Juan, el discípulo amado. Tras ellos una multitud de penitentes cuyo emblante a la luz de las velas se hace fantasmagórico. Cuando el primer cortejo penitencial lleva una hora y media en la calle, la Plaza del Calvario, se convierte en el punto de partida de una nueva representación de la muerte de Cristo. La imagen de la Virgen de la Piedad, una talla policromada, que representa a una madre, con un rostro desgarrado por el dolor, que sujeta a su hijo inerte, cuyo rostro sereno es la imagen del perdón. En este emblemático lugar la Coral Manuel Barberá, dirigida por Sergey Larkin, canta un viejo tema imprescindible en la pasión torrevejense “La pasión de la Tía Tortas”, un canto triste, aunque lleno de esperanza y amor a esa madre dolorida. Mientras el cortejo comienza su periplo, por las oscuras calles de pueblo, camino de la Iglesia Parroquial, la primera comitiva se apresta a pasar por el más típico rincón del barrio salinero del “Acequión”, el callejón del Turco, esencia de la Semana Santa, donde el sonar de las saetas se convierten en lágrimas para el recuerdo. El callejón cada año se queda pequeño porque los que sienten al Cristo Salinero no quieren perderse el paso por su calle. Continue reading →
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